Madrugar o caminar un buen trecho. Ese es el dilema al que se enfrentan hoy los apasionados de las calas de la Marina Alta. Son legión. Los vecinos de València tienen querencia por les Rotes, en Dénia, el Moraig, en Benitatxell, y las calas de la Barraca (o Portitxol), Ambolo y la Granadella, en Xàbia. Dos de estas playitas recoletas, las de la Granadella y la Barraca, ya estaban ayer hasta los topes de coches.

Por la mañana, hasta las 11 horas, todavía se podía encontrar alguna plaza de aparcamiento no muy alejada del mar y de los bares y restaurantes. Pero luego ya había que irse bastante lejos para dejar el coche.

En la Barraca, a las 13 horas, ya había automóviles aparcados en la última curva del vial que baja a la cala. En la zona de estacionamiento, no quedaba ni un hueco. Algunos coches todoterreno estaban sobre las aceras. Este fin de semana será el primero de gran afluencia de turistas. Esta cala está de moda. El colapso de tráfico del pasado verano se quedará corto con lo que está por venir.

En la Granadella, también ya había ayer un puñado de coches. El primer tramo de la calle Pic Tort, hasta la primera curva, estaba a mediodía repleto. Pero los problemas tienen aquí los días contados. El 1 de julio el ayuntamiento volverá a bajar la barrera y no dejará entrar, a partir de las 10 horas, a ningún vehículo privado. El pasado verano funcionó un autobús. Este se ha dado un giro original. Será un trenet turístico el que transporte hasta la playa a los bañistas. El servicio se ha sacado a licitación. Y cuenta mucho que el trenecito reduzca las emisiones de gases. Es importante mantener la Granadella libre de humos.

El pasado año, cuando el caos de tráfico se trasladó a la Barraca, se planteó que para este verano también se establecería en esta cala alguna restricción. Pero no. Esta playa seguirá por ahora abierta a los coches.

La Granadella y la Barraca coinciden en que el trajín de turistas va cada año a más. Pero, mientras en la primera playa no hay actividad urbanística (hay chalés dispersos, pero no se pueden construir más ya que es un paraje protegido), en la Barraca sí que hay varias obras de chalés de lujo en marcha. Y es una dinámica que va a continuar; hay suelo a la venta para edificar más. Los camiones y furgonetas de trabajadores se suman a los vehículos de los turistas.