Xàbia se prepara para otro verano de invasión náutica. Este fin de semana decenas de embarcaciones ya pondrán proa hacia la Cala Blanca y la Sardinera, que es uno de los tramos litorales que en los últimos años más ha sufrido los fondeos masivos. Eso sí, lo de echar el ancha, práctica que daña los fondos marinos y las valiosas praderas de posidonia oceánica, es ya agua pasada. Al menos ahora en el arranque de la temporada turística. En agosto, las embarcaciones llegarán en tropel y las boyas de amarre se quedarán cortas.

Pero Xàbia sí ha dado pasos importantes para ir desterrando los fondeos con ancla. Todo su litoral está ya balizado. Hay boyas que protegen las zonas de baño y las específicas de amarre. De estas últimas, se han colocado 85, que son para embarcaciones de hasta 15 metros de eslora. En la Cala Blanca y la Sardinera, ya están instaladas las 62 estipuladas en el contrato de balizamiento que el ayuntamiento adjudicó el pasado año. En el tramo de la pesquera del Foc de Ambolo (ya la han conquistado los bañistas) y En Caló, que es una cala paradisiaca a la que solo se puede llegar por mar, se han colocado diez boyas más de fondeo. Mientras, en la Cova del Llop Marí hay cinco, que también funcionan como señales de balizamiento. En la otra gran cueva marina del litoral sur de Xàbia, la dels Òrguens, que está en la base del acantilado del Cap de la Nau, se han colocado tres boyas de fondeo y otras tres de balizamiento. Este será el tercer verano que esas dos cuevas estarán cerradas a las embarcaciones a motor y las motos acuáticas. Además, hay otras 42 boyas de amarre para las zódiac de los clubes de buceo.

Todas esas boyas son pocas para la avalancha de embarcaciones del verano. En la Sardinera y la Cala Blanca, se pueden juntar un día de agosto más de 300 barcas y yates. Pero echar el ancha tiene los días contados. El Lugar de Interés Comunitario (LIC) en el que trabaja el ministerio de Medio Ambiente, que abrazará el tramo costero que va desde la playa del Arenal de Xàbia a la playa del Portet de Moraira (es el litoral de acantilados y calas que más presión de la náutica recreativa tiene de toda la costa valenciana), prohibirá los fondeos con ancla. Es imprescindible blindar la riqueza marina. Las boyas de amarre son el futuro.