Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las históricas «pesqueres» de Xàbia se quedan sin accesos

Veintiséis sendas tradicionales de pescadores corren peligro de desaparecer al ocuparlas los chalés

Las históricas «pesqueres» de Xàbia se quedan sin accesos

Los riuraus para guardar la pasa y las pesqueres de cingle son las dos manifestaciones culturales más singulares de la Marina Alta. L´escaldà del raïm, proceso en el que el riurau es fundamental, está a un paso de declararse Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial. Pero las pesqueres, una modalidad única en el Mediterráneo de pesca en los acantilados, van camino de desaparecer. Es evidente que sólo un puñado de apasionados siguen descolgándose por los acantilados para pasar la noche pescando. Era un práctica que respondía a una pulsión de supervivencia. Los labradores de Xàbia y el Poble Nou de Benitatxell, los encesers (utilizaban un carburo para atraer, de noche, a sepias y peces de roca), redondeaban con la venta de este pescado sus míseros jornales.

Pero este patrimonio está en un tris de perderse por otro motivo. La construcción en los acantilados le come terreno a las pesqueres, ocupa los accesos a esas sendas inverosímiles que los labradores trazaron en el abrupto litoral del Cap Negre, la Granadella, Ambolo o el Cap de la Nau.

El Ayuntamiento de Xàbia dispone de una propuesta de catalogación de 26 pesqueres que corren peligro de desaparecer ya que su acceso está en suelo urbano o se halla en parcelas privadas.

En el municipio, hay más de 70 pesqueres. Las sendas que discurren en su totalidad por suelo no urbanizable de especial protección están a salvo. Las amenazadas son las que arrancan en suelo urbano. En Ambolo, las de la Llavadora de Pinet y el Pinet están en esta circunstancia y su acceso se halla en una parcela privada (en la calle Samuel Adler).

Mientras la del Morro del Corb, aunque está en terrenos protegidos, tiene su entrada parcialmente invadida por un seto privado. Otro problema es que los jardines de los chalés provocan que abunden las plantas invasoras. Muchos accesos a estas sendas están en zonas de umbría y estas especies vegetales crecen con profusión y borran los caminos tradicionales.

En la franja sur del Cap de la Nau, se sitúan las pesqueres del Banc de Manisses, Barretes d´En Català, Racó del Sogall y Punta del Vent. El acceso es por la calle Richard Wagner (es la que baja a la cala de Ambolo). Hay que pasar por una parcela privada. El propietario ha colocado una puerta, que está abierta (tiene, eso sí, cerradura y el dueño puede echar la llave cuando quiera). Hay un cartel que indica que el paso está restringido a los pescadores. El ayuntamiento debería expropiar ese trozo de terreno para asegurarse de que esta senda, una de las más tradicionales, no acaba perdiéndose.

A las pesqueres del Cap Negre, que son las de la Canal, la Cova de l´Ocre y el Barranquet, se llega por una senda que arranca al final de la calle Carlos Chávez. El muro de un chalé constriñe la vereda. Mientras, en el litoral de la Guàrdia (Granadella), los escombros de las obras de los chalés y los vertidos fecales caen sobre el angosto camino que lleva a las pesqueres de Ancots, Cantalar dels Orons, Morro del Pi, Pep Sopa y Martorell.

Al norte del Cap de la Nau, quedan las pesqueres de la Tauleta, de Creus, de Mata, la Barra, Barranc de Castelló, Cantal del Rubí, la Ferradureta y Punta Plana, cuya senda también comienza en suelo urbano y en parcelas privadas.

El nuevo plan estructural que el gobierno de Xàbia, del PSPV, está ahora elaborando no protege estas pesqueres. Se pierde la oportunidad de asegurar la supervivencia de un legado cultural (y también, claro está, natural) extraordinario.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats