Más inquietud que las berenjenas causó hace algo más de un mes la aparición de dos palomas sacrificadas en el exterior del cementerio. Tenían un lazo de colores atado a las patas. Los autores de este otro ritual más macabro pintaron en el suelo, junto a uno de los accesos laterales del recinto, dos círculos. Estos ritos con animales muertos sí son muy excepcionales.