El espectáculo de las ballenas está a punto de comenzar. A mediados de mayo, los navegantes que surquen las aguas de Dénia y Xàbia podrán toparse con suerte con las primeras ballenas rorcuales que bajan hacia el sur en una migración iniciada en el mar de Liguria. El cabo de Sant Antoni es el punto en el que más se acercan a la costa. Los avistamientos van a más. El pasado año se vieron 55 ballenas. Es la cifra fetén. La dio ayer Toni Martínez, responsable del servicio de guardacostas de la reserva marina del cabo de Sant Antoni. Lo más habitual es descubrir a uno o dos de estos rorcuales, que son el segundo animal más grande del mundo tras la ballena azul. Pero, desveló ayer Martínez, ya se han llegado a ver grupos de cinco y siete ballenas.

El informe de la Generalitat Valenciana sobre avistamientos de cetáceos en 2017 deja bien claro que el cabo de Sant Antoni es el mejor observatorio con diferencia. Se han contabilizado en todo el litoral valenciano 134 avistamientos (son de individuos o de grupos), de los que 73 se produjeron en aguas de Dénia y Xàbia. En las Illes Columbretes, el segundo lugar que más frecuentan los cetáceos, se dieron 27.

En el cabo de Sant Antoni, además de rorcuales, se pueden contemplar delfines mulares y listados, cachalotes, calderones, tortugas marinas o peces luna.

Toni Martínez y el concejal de Medio Ambiente de Dénia, Josep Crespo, presentaron ayer la memoria del servicio de vigilancia de la reserva marina. Hay datos que mejoran. Mientras que en 2016 se interceptaron 1.358 embarcaciones que navegaban a más velocidad de la permitida, el pasado año bajaron a 723. Los dos vigilantes de la reserva antes informaban a los infractores; ahora también los aperciben y, si reinciden, les incoan acta de denuncia. Y ese pelín de mano dura disuade. También ahora se colocarán 7 nuevas boyas de delimitación de la reserva para que los navegantes sepan sin posibilidad de duda cuando entran en las aguas protegidas. Los fondeos, que están prohibidos en la reserva, también se han reducido. Han bajado en un año de 795 a 453. El aumento de boyas de amarre ayuda a que no se eche el ancha. Lo que sí va a más son las motos acuáticas. Están prohibidas en la reserva marina. Pero en 2016 se colaron 283 y el pasado año 317. Dénia ha pedido autorización al Consell para balizar zonas de baño entre las playas del Trampolí y les Arenetes, en les Rotes, y así evitar que los bañistas corran peligro de ser arrollados por estas motos.

Los furtivos siguen esquilmando el litoral. Los guardacostas realizaron 73 inspecciones en 2017. No dan abasto. Dénia ha pedido a la Conselleria de Medio Ambiente que contrate a dos vigilantes más.