Los ladrones se han especializado en irrumpir de madrugada en los bares de Xàbia, sobre todo en los del centro histórico, y robar a la carrera el dinero que encuentran. La pasada madrugada entraron en un negocio que está junto al ayuntamiento. La sutileza no es lo suyo. Cogieron una pesada maceta que este bar tiene en la terraza y la lanzaron contra el cristal de un ventana, que reventaron. El negocio tiene alarma y cámaras de vigilancia. Pero estos cacos son de golpes ultrarápidos. Van directos a la caja registradora y la desvalijan. Este último robo lo perpetraron a las 1.40 horas. Nadie se despertó con el estruendo. En el casco antiguo cada vez viven menos vecinos y los que quedan tienen el sueño profundo.

Otro de estos robos exprés ocurrió la pasada semana en otro conocido bar del centro histórico. Las cámaras captaron al ladrón encapuchado. Arrancó a las bravas el cajón de la caja registradora. Se llevó unos 500 euros. Se metió los billetes en el bolsillo y huyó a la carrera y con el cajón, repleto de monedas, en las manos. Ya había tirado el cuchillo que portaba, presumiblemente, para forzar la caja. No lo llegó a utilizar.

Este ladrón escaló, ayudado por algún compinche, por un lateral del restaurante. Subió a la terraza y por una portezuela se coló con el local. Fue a las 4 de la mañana. Se disparó la alarma, pero se quedó inmóvil y el dispositivo paró. Quince minutos después volvió a sonar. El ladrón no rebuscó nada. Destrozó la caja registradora y se marchó también por la terraza. A la mañana siguiente, los dueños del negocio hallaron en la calle el cajón descuajaringado y monedas que a los delincuentes se les cayeron en su apresurada huida.

Estos dos bares ya habían sufrido antes robos. Sus dispositivos de seguridad no disuaden a unos cacos que actúan con contundencia y a todo correr. La reiteración de estos asaltos ha desatado alarma entre los hosteleros y comerciantes del casco antiguo. Los ladrones la tienen tomada con este núcleo.