Los vecinos de la urbanización Orbeta, en Orba, ya no saben a quién acudir para que se ponga fin al confinamiento en un «zulo» de once perros podencos y hurones. «Llevo desde 2016 denunciando que los animales están en pésimas condiciones», afirmó ayer Nathalie.

Otros residentes, sobre todo los de nacionalidad británica, también han puesto el grito en el cielo. Les indigna que los animales estén encerrados y atados con cadenas y que sus dueños sólo los saquen para ir de caza. Los hurones están en un agujero excavado en el suelo y tapado con una portezuela con rejilla. Sus dueños los usan para rastrear madrigueras.

Nathalie volvió el jueves a avisar al Seprona. Lo ha intentado con el ayuntamiento, pero asegura que el alcalde Ignasi Cervera, de Compromís, hace la vista gorda. También asevera que la policía local, cuando recibe la denuncia de un vecino, avisa primero a los dueños y luego hace una inspección. «Les da tiempo a limpiar el garaje», advierte.

Nathalie afirma que los vecinos están «indignados». «Muchas veces hemos denunciado ya lo mal que están los perros, los ladridos y el mal olor. Pero sus dueños permanecen impunes», lamenta.

En 2016, esta vecina sí logró que el Seprona realizara una inspección. «Una vez más, intentaron llevarse a los animales y lo consiguieron con los hurones». Subrayó que el informe de este servicio de la Guardia Civil constataba que los canes estaban en «condiciones higiénicas y sanitarias lamentables, tenían cadenas demasiado cortas, no podían llegar al agua y la comida y ocho de los once perros carecían de chip y no se les había vacunado».

«Pero no se ha aplicado ninguna sanción. Y lo que es peor: los animales siguen encerrados en el zulo». Esta vecina también precisa que para tener hurones hay que poseer un permiso especial.

Nathalie facilitó a este medio las fotografías de los perros podencos atados con cadenas y de los hurones enjaulados.

Dijo también que está en contacto con vecinos concienciados con la protección de los animales para localizar otros «zulos» en Orba. Afirma que, de momento, han encontrado otros dos, pero el de los once podencos y los hurones es en el que los animales están en peores condiciones.

La denuncia de estos vecinos no es la primera que se produce en la Marina Alta en relación al trato que algunos dueños de perros de caza dan a sus canes. Los residentes extranjeros no entienden que se les tenga enjaulados y atados con cadenas. Los podencos, además, son una de las razas más castigadas por el abandono de animales. Muchos de estos perros acaban en las protectoras de la comarca. Si no muestran cualidades para la caza, sus dueños suelen abandonarlos en plena montaña.