Alcalalí recupera su cultivo más tradicional. Y no sólo lo hace para sacar provecho turístico del espectacular paisaje de los almendros en flor. Este municipio del interior de la Marina Alta quiere que la almendra vuelva a ser rentable.

Once agricultores crearon en octubre la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Llauradors d´Alcalalí. Tienen entre 22 y 80 años. Aspiran a recuperar cultivos abandonados, reivindicar la almendra local y lograr que la agricultura tenga futuro.

Su proyecto ya hace camino. El ayuntamiento apuesta decididamente. Participan la Universitat Politècnica de València y la empresa de desarrollo rural Repte. Y lo más importante: los agricultores se lo creen. Ya han lanzado al mercado la primera cosecha de almendra. Han producido unos 2.200 kilos que comercializan con la marca Flor d´Alcalalí y que han envasado en tres formatos: almendra cruda natural y almendra frita en un tarro delicatessen y en una bolsa para la hostelería.

Dénia también le ha dado un empujón a la almendra de Alcalalí. Está ayudando a difundirla hasta en China. Y es un aliado de primera. Con su título de ciudad creativa de la gastronomía de la Unesco, abre muchas puertas.

Los agricultores presentaron ayer junto a la alcaldesa de Alcalalí, Maribel Molina, y Manuel Peña, de la empresa Repte, el proyecto. Lo hicieron en el museo etnológico del municipio, que es una antigua almazara. La alcaldesa admitió que hace dos años, cuando surgió la idea, no veía muy claro que pudiera cristalizar. «Empezamos con mucha ilusión, pero pensaba que no cuajaría. Pero hoy tenemos un proyecto maravilloso», dijo.

Manuel Peña subrayó que era fundamental controlar todo el proceso de la almendra, desde el campo hasta la comercialización, y tener la certeza de que el fruto seco que salía al mercado era el genuino de Alcalalí. Sostuvo que al controlar los agricultores la venta se multiplica por dos como poco el beneficio. También avanzó que la marca Flor d´Alcalalí puede abarcar otros productos como los aceites esenciales elaborados con almendras (para cosmética y masajes) y la gastronomía.

Faustino Mestre, de la SAT Llauradors d´Alcalalí, insistió en que «no queríamos perder el camino de nuestra almendra». De ahí que al llevarla a la rompedora se aseguraran escrupulosamente de que el fruto seco que salía ya sin cáscara era el recolectado en Alcalalí.

El presidente de la SAT, Elías Andrés, admitió que los agricultores están preocupados por la plaga de la Xylella fastidiosa. Es un nubarrón en la apuesta por el agroturismo y la comercialización de la almendra.

El presidente precisó que la variedad que ahora se cultiva en el pueblo es la «cabota». Recordó que existía una variedad exclusiva de Alcalalí, la «rumbeta», que ha desaparecido. Ahora se investigará por qué ya no brota. Elías Andrés especuló con que puede influir el cambio climático. El proyecto ahora en marcha también aspira a recuperar ese fruto seco autóctono.