El centro histórico de Benissa no es tan pacífico como lo pintan. El domingo por la noche una vecina discutió desde el balcón de su casa acaloradamente con los clientes de un bar de su calle. La increparon. Además, ella asegura que esas mismas personas intimidan a su familia y se apostan ante la puerta de su casa o se apoyan en la fachada y las rejas «en actitud desafiante». La mujer está hasta el gorro. Y estalló. Para sofocar el alboroto de esos vecinos en la calle no se le ocurrió mejor idea que lanzarles desde el balcón cubos de agua.

«Lo hice para ahuyentarlos. Me habían insultado y no podía tolerarlo. Al final, llamé a la policía», explicó ayer a Levante-EMV esta vecina, que es Isabel Reyero, la esposa del concejal y exalcalde Isidor Mollà. Afirma que su familia está harta de las «situaciones desagradables y hasta violentas» que provocan varios de los clientes del bar. «Sufrimos algo muy parecido a un acoso», aseguró.

Esta familia volvió el domingo de viaje. Estaban cansados. «Más que un problema de escándalo, es que nos sentimos intimidados», insistió Reyero. Ella salió al balcón y se enzarzó en una tensa discusión con dos de los clientes habituales del bar. «Quita la mano de la reja, que llamo a la policía», les avisó la vecina. «Estáis acostumbrados a venir aquí a convertir esta calle en el Bronx», les recriminó.

«No tienes vergüenza. La calle es de todos», le dijeron los dos hombres. «Has robado mucho», le espetaron también. Reyero les aseguró que les iba a denunciar por acusarla de «graves injurias y calumnias».

El enfrentamiento prosiguió hasta que llegó la policía local. La vecina lanzó dos cubos de agua a la calle mientras recriminaba a los dos hombres que fueran a insultarla a su casa.

La familia vive desde hace 22 años en esta vivienda, una preciosa casa protegida y con fachada de piedra tosca del centro histórico de Benissa. El bar se abrió en 1986. Nunca han tenido buena vecindad. Reyero aseguró que el establecimiento ha llegado a poner mesas en la calle y a impedirles entrar en su casa. Dijo que han soportado ruidos y hasta olores de parrilladas realizadas en plena vía pública. Aseguró que el ayuntamiento ha abierto tres expedientes al bar y no ha llegado a concluir ninguno de ellos.

También denunció que el local no cumple el requisito obligatorio de exhibir el horario en la puerta. «Abre y cierra cuando quiere. Llamamos a la policía y viene, pero el ayuntamiento no toma medidas».

Isabel Reyero, que es técnico municipal y abogada, asegura que este negocio ya ha cometido infracciones suficientes para suspenderle la licencia. Ayer, tras el incidente del domingo, volvió a pedir en el consistorio que se tomase esa medida. «Ya no podemos más. Vamos a denunciar en el juzgado», aseveró.

«Hay un problema grave de civismo. Alguien debe actuar. El ayuntamiento debería hacer algo y exigir también al local que tomara medidas correctoras para que los vecinos pudiéramos descansar y vivir tranquilos en el centro histórico», añadió.

El casco antiguo de Benissa, que es uno de los más bonitos y señoriales de la Marina Alta, busca como todos los centros históricos atraer inversiones y a vecinos (mantener las casas antiguas es costosísimo). Incidentes como el del domingo no ayudan.