El desafío independentista en Cataluña lo impregna todo. En la entrega de premios de la Gourmet Race, la regata gastronómica de Moraira, varias tripulaciones galardonadas han animado al público a cantar el "hit" de Manolo Escobar "Viva España". La mayoría de los presentes ha entonado a voz en cuello el cántico. En esta fiesta de la navegación y la cocina, se ha colado hoy de refilón la política. Y no ha sido el único invitado no esperado. La lluvia, en forma de diluvio, también se ha apuntado.

La regata ha comenzado con el cielo amenazante y el mar un pelín agitado. Si cocinar navegando ya es un reto, esta mañana todo ha sido un poco más difícil. Cuando las primeras embarcaciones estaban a punto de llegar al club náutico de Moraira y de desembarcar corriendo para emplatar sus elaboraciones de pez raya (ese era el pescado elegido en esta edición), ha comenzado a jarrear. Pero la Gourmet Race tiene tan buenos ingredientes que no hay nada que la desluzca. El chaparrón ha quedado en anécdota.

Las 32 tripulaciones participantes han demostrado un elevadísimo nivel culinario. El chef con 32 estrellas Michelin Joël Robuchon, presidente del jurado de la Gourmet Race, asentía con la cabeza cada vez que probaba uno de los platos.

El primer premio se lo ha llevado La Blondy, del armador José María Carbonell. Con los ganadores en el podio, el público se ha desgañitado cantando el "Viva España". El segundo premio ha sido para la tripuación de MasRizos y el tercero para la embarcación Cholo. El jurado ha entregado un cuarto premio al Reima, del armador Antoni Reig, dado que su cocinero, José María Serna, pese a no ser profesional, ha cocinado una receta excelente. Precisamente, al subir esta tripulación es cuando la cosa ha empezado a inflamarse de patriotismo.

La regata gastronómica ha demostrado una vez más que ha dado con la tecla del éxito. Cocinar navegando da una dimensión original y muy atractiva a este certamen culinario. Y tener el apoyo incondicional del chef con más estrellas Michelin del mundo abre todas las puertas.

Eso sí, Robuchon ha recordado hoy que él sí tiene una puertecilla cerrada. Ha pedido al club náutico que le deje tener aquí un amarre para su barco. El cocinero más laureado del planeta tiene una debilidad: Moraira le ha ganado el corazón.

Mientras, Edurne, la finalista del reality MasterChef, quien también ejercía hoy de jurado, se ha confesado seducida por Moraira. "No os voy a hacer mucha promoción, porque aquí estáis bien así. Mejor si no os viene el mogollón", ha dicho con su habitual gracejo.