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Sesenta años de la devastación

«L´Aiguà» de 1957 dejó en pocos días en Xàbia y Dénia más de 1.000 l/m2 y provocó dos muertes

A los vecinos de Xàbia y Dénia se les vino hace ahora 60 años el cielo encima. No paraban de santiguarse y rezar. El 1 de octubre de 1957 se desató un diluvio que se tornó terrorífico en los dos siguientes días. En esas tres jornadas, se registaron 978 l/m2 en Xàbia, 664 en Dénia y 605 en el cabo de Sant Antoni. Los meteorólogos advierten de que, en realidad, esas cifras son a la baja. La tromba fue tan impresionante que la cubeta del pluviómetro (con capacidad para 200 l/m2) es muy posible que se desbordara y que las precipitaciones superaran los mil litros.

Aquel episodio ha quedado en la memoria como l'Aigua del 57. El 12 de octubre de 2007, a los pocos días de conmemorar los 50 años de aquella catástrofe, sobrevino sobre la Marina Alta la terrible riada de los ríos Girona y Gorgos. Las desgracias azotan esta comarca con inquietante puntualidad.

L'Aiguà ha dejado en el imaginario colectivo imágenes muy turbadoras. El 1 de octubre del 57 el agua entró con violencia en la casa donde se velaba al tío Pepe Roldán, un vecino de Xàbia que había hecho fortuna en América y que murió un día antes del diluvio. La torrentera empezó a arrastrar el féretro hasta que uno de los presentes consiguió atarlo con una cuerda. El ataúd quedó flotando y balanceándose de un lado a otro.

La tromba de esos tres días destrozó los términos municipales de Xàbia y Dénia. Los campos quedaron tan anegados que no se veían los naranjos. El ayuntamiento xabienc calculó los años en 123 millones de pesetas de la época. El 7 de octubre, día de la Virgen del Rosario, se hundió la cisterna de una vivienda de Xàbia y se fue dentro Rosario Sapena Llidó, quien falleció ahogada. Y el día 17 se derrumbó una casa y pereció sepultada por los escombros Josefa Miralles Puig.

Los cronistas de la época (destacan las crónicas que para INFORMACIÓN redactó el periodista y escritor benissero Bernat Capó) recogieron el pavor que causó entre la población de Xàbia el destrozo del cementerio. El sacerdote José María Campos escribió: «Hasta los más fríos en religión han elevado sus preces al Señor para que cesase este castigo». Los vecinos tuvieron que sacar los cadáveres de los nichos destruidos y trasladarlos a otros nuevos.

Las trombas pueden llegar este año más tarde de lo habitual

El cambio climático está provocando que las lluvias torrenciales se desestacionalicen. En una reunión de cuerpos de seguridad celebrada ayer en Xàbia, los expertos ya pusieron de manifiesto que no hay que bajar este año la guardia ya que las trombas pueden llegar más tarde de lo habitual. En la reunión, convocada por la concejala de Seguridad Ciudadana, Pepa Gisbert, se advirtió de que en los barrancos y el cauce del río Gorgos hay gran densidad de vegetación y, de producirse crecidas, podría producirse el temido efecto tapón y presa que agrava el riesgo de desbordamiento y riada. El Ayuntamiento de Xàbia ha expresado su malestar por la «dejación de funciones» de la Confederación Hidrográfica del Júcar, encargada de mantener limpios los cauces.

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