El último chalé construido en el acantilado de la cala Sardinera de Xàbia es una «ganga». Vecino de la archipremiada Casa de la Sardinera, diseñada por el arquitecto valenciano Ramón Esteve y propiedad de Rosa María Castellví, XXVI baronesa de Torres-Torres, esté chalé está a la venta por un «precio especial». Lo tiene en cartera la inmobiliaria de Calp Costa Esperanza, que lo lanza como oferta. El precio es de 4.950.000 euros. Esta vivienda de lujo, de 614 metros cuadrados y situada en una parcela de 1.520 m2, corona un acantilado de Xàbia en el que en 2013, en plena crisis y cuando no se movía ni un ladrillo, surgió un urbanismo de postín que ha ido a más.

El chalé de Ramón Esteve, el primero en construirse, atrajo otros proyectos que buscaban un emplazamiento privilegiado. En el acantilado de la Sardinera, se levantaron otros tres chalés de moderno diseño, firmados por los arquitectos José Moragues Puga y, al alimón, por David Leschinski Ivanov y Manuel Lillo Navarro. Estos dos últimos dibujaron la última vivienda en acabarse y la que ahora se vende por 4,95 millones.

Esa arquitectura de «autor» fue el aldabonazo de un tipo de urbanismo, el de los chalés de lujo de líneas rectas, mucho hormigón y grandes ventanales, que ahora se impone en todo el litoral de la Marina Alta.

La vorágine de las casas de lujo es tal que las promotoras no se asustan de que el terreno en los acantilados y la primera línea se agote. Ya hay que rebuscar mucho para encontrar parcelas urbanizables. En Xàbia, en los últimos meses, se han iniciado obras en lo poco que quedaba en la zona de la Torre de Ambolo y en la playa de la Barraca.

Pero las constructoras que se dedican al segmento de las casas que valen una millonada, si no hay sitio, lo inventan. Ahora, en la calle que baja a la cala de Ambolo, playa que lleva clausurada desde 2006 por peligro de desprendimientos, se está llevando a cabo una potente demolición. La máquina ha echado abajo un tramo de un muro de piedra de unos diez metros de altura (aquí, en Ambolo, las enormes pendientes obligan, para ganar terreno, a levantar grandes muros). La máquina ha abierto un acceso para derribar un chalé que no tendrá más de 30 años. La promotora construirá aquí una nueva vivienda de lujo. Le renta adquirir un chalé antiguo, demolerlo y levantar uno nuevo de diseño. Es ahora mismo, dado que los terrenos escasean, la única forma de prolongar el boom del urbanismo de lujo en los acantilados. El de Ambolo es espectacular. La cala está cerrada, pero este verano cientos de bañistas han vuelto a bajar cada día. No pueden resistirse a su belleza.