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Media playa con bañistas y media en obras en La Granadella de Xàbia

El Ayuntamiento trabaja a toda marcha pero da por hecho que la cala no estará reparada para el puente

Media playa con bañistas y media en obras en La Granadella de Xàbia

A los bañistas no les asustan los desastres de La Granadella. Una riada se ha llevado media playa. Y el ajetreo de camiones y máquinas rompía ayer la tranquilidad habitual de esta cala de Xàbia. Pero los turistas se animaron. Cogieron el autobús gratuito que el Ayuntamiento ha puesto en marcha este verano al cerrar al tráfico la cala. Además, la Policía Local hizo ayer un poco de manga ancha y dejó, cuando no estorbaban a los camiones ni al autobús y mientras hubo algo de sitio para aparcar, bajar a bañistas en sus coches. No era día para ponerse muy estrictos. La playa ha sufrido un duro golpe justo en el clímax de la campaña turística, el puente de agosto.

Desde primera hora de la mañana, el Consistorio se puso manos a la obra en la reconstrucción de La Granadella. Ocho camiones hacían constantes viajes desde la cantera de la Garganta de Gata a la playa. Iban cargados de piedras de escollera. La concejala de Servicios, Kika Mata, junto a los técnicos municipales y el intendente de la Policía Local, supervisó los trabajos.

Y no avanzaban lo rápido que querían. Ir y volver a la cantera lleva su tiempo. Mientras, dos máquinas extendían las rocas y suturaban la gran herida que en la playa ha dejado la riada.

Pero el destrozo no se arregla ni en un día ni en dos. Los encargados de los trabajos ya advirtieron de que la cala no estará del todo reparada para este puente festivo. Al igual que ayer, se mantendrá media playa abierta a los turistas. Se irá ensanchando el espacio habilitado para tomar el sol y darse un baño. Ayer, los buceadores del club la Rana ya sacaron a tierra con ayuda de los bañistas algunas de las hamacas que arrastró el barranco. Era un peligro que estuvieran sumergidas. Los nadadores podían tropezar con ellas y sufrir heridas.

Los negocios de La Granadella se hacían ayer a la idea de que estos días de avalancha turística van a ser allí complicados. Pero lo que es evidente es que los turistas están enganchados a esta playa. A media mañana de ayer, el autobús ya bajaba lleno.

La incidencia del incendio

El paraje de La Granadella presenta una orografía muy accidentada que hace que el barranco que desemboca en la cala y en el que este verano se ha prohibido aparcar experimente cuando hay lluvias torrenciales rápidas y violentas crecidas. El biólogo municipal, Ignasi Astor, explicó ayer a este diario que la fuerza de la riada que se llevó media playa se ha visto agravada por la pérdida de cubierta vegetal que sufrió el paraje por el incendio que en septiembre devastó 812 hectáreas. En el barranco de La Granadella se unen dos cauces, los de Martorell y Ortxelles, que en la noche del miércoles se convirtieron en violentas torrenteras. El suelo de este paraje, desprovisto de vegetación y erosionado tras las lluvias torrenciales del invierno, no absorbe ni retiene el agua. Un desastre lleva a otro.

Mientras, la recuperación de las obras en las playas de la comarca castigadas por la tormenta va más aprisa. La Barraca, en Xàbia, ya estaba ayer abierta. También se retiró el precinto que la Policía Local colocó en la Cala Blanca. El acantilado, de margas, se fractura rápidamente. El aguacero ha ocasionado algunos desprendimientos.

En les Marines de Dénia, los bañistas retiraban las cañas para hacer sitio para extender la toalla. Se ha reforzado el servicio de limpieza. Pero Dénia tiene 20 kilómetros de playa y dejarlas como una patena lleva su tiempo. De hecho, se han retirado 400 toneladas de restos de posidonia oceanica escupidos por el oleaje en la Marineta Cassiana. Y la resaca ha vuelto a sacar más posidonia. La presencia de esta planta marina es un indicativo de la calidad de las aguas.

En cualquier caso, la tormenta ha puesto a prueba los reflejos de los ayuntamientos. Ha llegado cuando las playas están a tope y días antes del gran puente festivo de agosto, el que marca el apogeo de la campaña turística.

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