Las lluvias torrenciales de la pasada semana también ocasionaron numerosos desprendimientos en los acantilados de la Marina Alta. El más importante se registró en un tramo de la playa de la Barraca o del Portitxol poco frecuentado por los bañistas. En el acantilado se produjo un importante corrimiento de tierra, que sepultó un trozo de playa y que ha dejado aislado el último trozo de este litoral de cantos rodados del Portitxol. Ocurrió a unos cien metros al sur del restaurante de la Barraca.

No es la primera vez que aquí se dan derrumbes. De hecho, ahora han rodado hasta la playa, junto a gran cantidad de tierra, los bloques de hormigón de un muro y parte de una piscina en obras que hace unos cinco años se vino abajo. Es un acantilado muy inestable. Con la lluvia, la tierra coge mucho peso. Todavía hoy, una semana después de las lluvias, cae agua por el cortado.