Las primeras horas fueron moviditas ayer en Xàbia. Se acababa de bajar la barrera que restringe el paso de vehículos a la cala Granadella, pero la buena actitud de los bañistas y su conciencia medioambiental contribuyó a que no se montara mucho lío. Dos operarios de una empresa especializada informaban de las restricciones y explicaban mapa en mano donde debían dejar el coche y subirse al autobús para poder bajar a la playa.

El Ayuntamiento decidió restringir el paso a una de las playas más famosas de Xàbia, la Granadella, (una de las tres con bandera azul) para evitar su masificación y de paso atender la obligación de la Confederación Hidrográfica del Júcar de prohibir el aparcamiento en el barranco de la Granadella. Ahora solo podrán entrar en la zona aquellos que tengan tarjeta de residente. Se han repartido más de 400.

Ayer no había un solo coche estacionado en el barranco, en cambio el fin de semana la imagen era otra. Lleno de vehículos. Tampoco los había en la calle Pic Tort, una vía alternativa de salida de la cala xabiera. Los coches que se veían en la zona, de los propietarios de negocios, vecinos y los bañistas que optaron por ir a la playa antes de que la barrera cerrara el paso.

Tres kilómetros y medio más arriba de la playa, una parcela municipal se ha convertido en el aparcamiento para los bañistas. Allí los recogía un minibús y los traslada a pie de playa. Son 20 minutos.

Entre los bañistas la opinión mayoritaria era de respaldar la medida, no así entre los empresarios de la zona, que sin querer identificarse la criticaron, mientras el alcalde de Xàbia, José Chulvi, remarcó que en el equipo de gobierno «están convencidos de que se trata de una medida buena en pro de la sostenibilidad».

En la parada de autobús, Rene y Marie, junto a sus hijos y cargados con los flotadores, colchonetas y sillas, esperaban a que llegara el minibús para alcanzar cuanto antes la playa. «Me parece bien para proteger el medio ambiente», explicó René, quien recordó que eran conocedores de lo que pasó en la Granadella en 2016 -el terrible incendio que la arrasó-. Otro bañista se lamentó de no poder aparcar en la propia cala pero subrayó que por «lo menos está el bus que nos lleva hasta allí».

Mientras, los empresarios de negocios de la Granadella lamentaron en privado que la medida «se haya tomado sin consenso» y sin que se haya «elaborado un Plan de evacuación y seguridad». Un aspecto, que desde el Consistorio negaron ya que el «plan está en fase de redacción por parte de la Policía Local». Estos empresarios se preguntan porque la CHJ «se ha fijado en el barranco de la Granadella y no en otros cercanos con mayor riesgo». Pero, también hay alguno que está a favor de la medida restrictiva ya que traerá «un turismo de calidad».