Los animales también salieron malparados de la crisis. Muchos dueños de caballos y propietarios de hípicas que quebraron se afanaron en desprenderse de ellos. El problema de abandono hubiera sido brutal en la Marina Alta de no existir asociaciones como la protectora de la Xara Amigos del Caballo (Apac). Su presidenta, Lois Ford, explicó ayer a este diario que en los últimos años han acogido a más de doscientos caballos. «Incluso nos llegaban caballos que habían sufrido malos tratos. Ahora no es como en esos años. No hay tanto abandono. Fue una época muy complicada», indicó Ford.

Pero ahora el problema es otro. La protectora disponía de unas instalaciones ideales. Tenía las cuadras junto a un descampado de más de 3.000 metros cuadrados, situado en la Punta de Benimaquia, a un paso del Montgó. Las cuadras sí son de Apac. Pero el terreno adyacente, donde los equinos campaban libres y los voluntarios acudían a cuidarlos, pertenecen a un vecino de Dénia. Los cedió hace años a la protectora, que los desbrozó, ya que eran un erial. Ese suelo está junto a la vía del tren y un barranco. Es agrícola. Carece de valor urbanístico.

«En ese trozo de campo, los caballos estaban libres y venían niños y personas con discapacidad a cuidarlos y hacer actividades», dijo la presidenta de Apac.

La relación con el dueño siempre fue excelente. Pero antes de Navidad instó a la protectora a que sacara del terreno a todos los caballos. Ford señaló que el propietario le comunicó que quería vender esos 3.000 m2 y que los animales le molestaban y daban mala imagen.

«A nosotros nos encantaría comprarlo», admitió la presidenta de la protectora. Tienen las cuadras y los cobertizos al lado. Todo indicaba que una parte y otra estaban condenados a entenderse. Además, ese pedazo de suelo agrícola tiene poca salida comercial. «Pero la cantidad que nos pide, 40.000 euros, es inasumible. Hemos iniciado una campaña de crowdfunding pero esa cifra no la vamos a pagar».

«Cuando nos cedió el terreno, estaba repleto de matorrales de dos metros. Lo limpiamos y acondicionamos. Lo hemos utilizado cuatro o cinco años. Espero que el propietario reconsidere su postura. Aunque lo tenga a la venta, nos podría dejar utilizarlo», apuntó.

La protectora se ha encontrado, de la noche a la mañana, sin sitio para sus equinos. No puede tenerlos todo el día en las cuadras. Los ha desperdigado por varios terrenos próximos, pero carecen de cobertizos. En días de frío y lluvia como el de ayer, los caballos no tienen donde cobijarse. «Ahora mismo tenemos 25 caballos. Diez están en la cuadra, otros dos en casa de una vecina, once en un campo cercano y otros dos en otro campo. Espero que esta situación se solucione pronto», dijo la presidenta de una protectora que, además de equinos, también acoge otros animales de granja como ovejas y cerdos que sus dueños abandonan.

«No podemos dejar tirado a ningún animal. Nos hemos encontrado de todo. Y hay animales que tienen historias preciosas. Tenemos una pareja de caballos, que uno es ciego; el otro lo acompaña siempre y lo lleva a todos lados», concluyó la presidenta de esta protectora.