«¿El peligro de las compras por internet? Llevamos ya 50 años de empresa y siempre hemos tenido que superar retos. No creo que pase de moda la cultura de pasear y comprar». Joan Server, el presidente de la empresa de Pedreguer Rolser, no ve en el horizonte más nubarrones de los necesarios. Las redes sociales pueden revolucionar los hábitos de consumo, pero la cultura de ir al mercado permanece y, es más, gana fuerza. Prueba de ello es que los carritos de la compra de Rolser triunfan, precisamente, en los países más desarrollados, en Francia («donde hay mucha tradición de mercados de proximidad», subraya Server), Estados Unidos, Japón, Corea o Italia. «Sí, estamos presentes en más de 60 países», destaca el presidente de una empresa que en los años 70 puso ruedas al gesto diario de ir a comprar.

Rolser está ahora de plena celebración. La firma cumple 50 años. El viernes, en la factoría de Pedreguer, tuvo lugar una gran fiesta con 750 invitados y muchas sorpresas. El lema del aniversario enfatiza la afición de la familia Server a la pilota valenciana. «Va de bo!», la frase con la que el «trinqueter» anuncia que se ha acabado el tanteo y la partida y las apuestas ya son en serio, sirve para dejar claro que esta empresa de Pedreguer tiene cuerda para rato. «Es una expresión que denota que tenemos incluso más ilusión que el primer día», precisa Joan Server.

El éxito de esta empresa reside en adaptarse a los tiempos y en el espíritu emprendedor de sus fundadores. La saga Server tuvo que reinventarse cuando se fue a pique el negocio de la exportación de la pasa. En Pedreguer, floreció la artesanía de la palma y la «llata». Los Server realizaban capazos y bolsos con estos materiales. También estaban de moda los sombreros mejicanos, que los primeros turistas compraban como souvenir típico de la Marina Alta. A principios de los 70, los supermercados Spar, de los primeros en sustituir a las tiendas de ultramarinos y colmados de toda la vida, encargaron a la familia Server que idearan junto a la empresa de juguetes Sendra de Dénia un artilugio para llevar sin esfuerzo la compra. Rolser empezó, así, a fabricar sus primeros carritos. «Vimos que era un sector con futuro y, sí, supongo que fuimos un poco visionarios», admite Joan Server.

Galerías Preciados también les encargó carros. La empresa también tuvo vista para no descuidar el diseño. La primera colección incluía tres carros, bautizados con los nombres de Isabel (la madre de Salvador, Joan y Paquibel), Fani y Mari. El crecimiento ya fue imparable. En 1997, tras años de fabricar los carros en locales dispersos en Gata, Pedreguer y Dénia, Rolser inauguró su moderna factoría de Pedreguer. Ahora cuenta con unos 130 empleados. En Rolser hay jornada continua de trabajo. Las tardes quedan libres.

Los nuevos carros, de moderno diseño y tan cómodos como siempre, están en la onda de una nueva sociedad sostenible y ecológica. La cultura de comprar tiene futuro.