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Xàbia expedienta a un chalé de lujo por apropiarse de una senda

El Ayuntamiento ordena al propietario retirar la valla con la que ha cerrado el camino que baja a la cala

Xàbia expedienta a un chalé de lujo por apropiarse de una senda

Una de cal y otra de arena. La Casa Sardinera, que se asoma al litoral virgen del Cap Prim y del Portitxol de Xàbia, colecciona premios. Diseñada por el arquitecto valenciano Ramón Esteve, el último galardón lo ha logrado en el Idea Tops China. Esta vivienda se ha convertido en el paradigma de la nueva arquitectura de chalés de lujo. Pero no todo son parabienes. El Ayuntamiento ha abierto un expediente de infracción urbanística al propietario de esta vivienda por cerrar con una valla una senda que baja desde lo alto del acantilado, que es donde está el espectacular chalé, a la cala de la Sardinera.

La senda lleva ahí toda la vida. El propietario de la Casa Sardinera compró antes del pasado verano esta ladera y una de las dos barracas de pescadores que están en la misma playa. Arregló la senda y la delimitó con cantos rodados de la cala que ha pintado de blanco. El serpenteante camino antes ni se veía. Sólo los vecinos de Xàbia que conocen el litoral como la palma de la mano sabían de su existencia. La Sardinera es una cala recoleta y solitaria, a la que se llega por una senda que arranca de la Creu del Portitxol o por esta otra trocha, cuyo acceso desde arriba del acantilado está ahora cerrado por los chalés. La larga caminata ahuyenta a los bañistas. La calma de la Sardinera solo se rompe algo en verano, cuando en esta ensenada fondean decenas de embarcaciones de recreo.

Pero este propietario, no contento con construirse un chalé en una atalaya única, ha querido también tener el mar a un paso. La vereda le permite plantarse en un plis-plas en la playa. Además, ha rehabilitado la caseta de pescadores, que antes era una ruina y ahora, con sus paredes recién encaladas, destaca en un paisaje en el que dominan el azul del mar, el verde de los pinos y el gris del acantilado de margas.

Aunque haya comprado el acantilado, el propietario no puede «privatizar» la senda, que es una servidumbre pública de paso. La Ley de Costas también obliga a mantener expeditos estos accesos. De ahí que Urbanismo le haya abierto expediente. La supuesta infracción también obedece a que el nuevo dueño de la barraca de la playa ha construido una fosa séptica a escasos metros del mar. Que un camión cuba la vacíe resulta imposible, ya que hasta aquí solo se puede bajar a pie. Y la normativa impide que en una costa de especial protección como ésta se abran fosas sépticas.

El consistorio ha ordenado al propietario que retire de inmediato el vallado de la senda y selle la fosa.

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