Dénia es desde ayer otra ciudad. Ha entrado en el Olimpo de los fogones. La Unesco desveló qué ciudades se incorporaban a su selecta red de ciudades creativas. Dénia empezó en 2011 a acariciar el sueño de convertirse en la primera ciudad española creativa de la gastronomía. El pasado año se llevó un chasco enorme al quedarse sin premio. Pero perseveró. Y ayer, cuando por error se deslizó que sólo Burgos había logrado este reconocimiento, cundió el desánimo. Pero ese bajón hizo que luego la alegría fuera todavía más grande. La Unesco, esta vez sí, había bendecido la cocina dianense. Junto a Burgos, Dénia se convertía en la primera ciudad creativa de la gastronomía en España. Alcanzar este título es complicadísimo. De hecho, ayer, junto a las dos citadas, solo otra ciudad española tocó la gloria. Fue Barcelona, pero en el apartado de literatura.

El ansiado título se celebró en Dénia sin grandes alharacas. El alcalde, Vicent Grimalt, y la presidenta de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Marina Alta (Aehtma), Cristina Sellés, coincidieron en que «el reto empieza ahora». «Hemos llegado hasta aquí con un proyecto y ahora, por supuesto, debemos cumplirlo», añadió Grimalt, que animó a seguir trabajando.

No obstante, sí se reunieron en el ayuntamiento los integrantes del consejo asesor de una candidatura que jugaba la baza de la Marina Alta. Es decir, que Dénia no iba sola. Sellés destacó que involucrar a la comarca «ha sido clave» para que la Unesco le diera el galardón a Dénia y la equiparara con una ciudad de mucha más población como Burgos.

Las nuevas ciudades creativas designadas ayer son 47 y pertenecen a 33 países. En el apartado de gastronomía, hay diez. Dénia y Burgos se han hecho un hueco junto a Belém (Brasil), Bergen (Noruega), Ensenada (México), Gaziantep (Turquía), Parma (Italia), Phuket (Tailandia), Tucson (EE UU) y Rasht (Irán). Esta red creativa la integran 116 ciudades del mundo y hay categorías como el diseño, la música, la literatura, el cine o la artesanía y las artes populares.

«Dénia y la Marina Alta somos hoy más que nunca un referente gastronómico», manifestó el alcalde, que recordó que la candidatura incidía en la promoción de los productos frescos y saludables y en esa cocina de proximidad que está en el ADN de la comarca.

El munícipe incidió en que este reconocimiento sitúa a la Marina Alta y a su capital en «el mapa» internacional. La presidenta de los empresarios enfatizó que la proyección es «superimportante».

«Pero ahora debemos ponernos a trabajar. La próxima semana ya se reunirá el comité asesor y empezaremos a establecer las primeras acciones», insistió Grimalt.

Esta segunda candidatura ha implicado a todos los sectores de Dénia. Pescadores, agricultores, la universidad, los institutos, el CdT o los empresarios han remado juntos. Aunque el proyecto se basa en una tradición culinaria que tiene platos y productos ya muy conocidos (el arròs a banda, la gamba roja, los erizos de mar, les coques o los guisos de pescado), también apuesta «por la innovación», subrayó Sellés.

Dénia ya tenía terreno ganado. Cuenta, por ejemplo, con un cocinero como Quique Dacosta, que tiene tres estrellas Michelin y desde hace años se mantiene en la cima de la gastronomía. Dacosta ha apoyado desde el principio la candidatura a ciudad creativa de la gastronomía.

El reconocimiento obliga (así figura en el proyecto) a repensar la ciudad. Si hasta ahora la cocina ha surgido de forma espontánea, aprovechando las delicias del mar y la tierra y la tradición, ahora Dénia deberá definir una auténtica «industria gastronómica». La ciudad creativa es el futuro y se cuece a fuego lento.