La conselleria de Medio Ambiente ha acabado por la vía rápida con los problemas de seguridad del Peñón de Ifach, que recibe a 130.000 excursionistas al año y es de largo el parque natural más visitado de la Comunidad Valenciana. Lo ha cerrado. Las anunciadas obras para mejorar la senda se han ido al limbo. La conselleria ha construido un muro de piedra y ha colocado una puerta de metal a la salida del túnel, en el tramo conocido como el mirador de Cavanilles. Los senderistas sólo podrán realizar un trecho muy corto de la senda. El tramo más atractivo, el que lleva hasta la cima y hasta el mirador de Els Carabiners, ya está oficialmente clausurado.

El cierre es indefinido. Y llega en pleno verano. El Penyal es el principal símbolo turístico, además de natural, de Calp. Ahora los turistas lo observarán desde la distancia y, como mucho, subirán hasta el túnel. Más allá es territorio prohibido.

La propia conselleria ha dejado que la senda se deteriorara cada vez más. La última vez que se realizó una inversión importante para hacer seguro el tramo que lleva a la cima, a 332 metros sobre el nivel del mar, fue en 2005. Aquellas obras las sufragaron la Unión Europea, a través de los fondos Feder, y la conselleria de Medio Ambiente. El tirón de este parque natural (cada día lo pisan de media 356 senderistas) y la falta de inversiones han provocado que el camino deviniera peligroso. El tramo del túnel y todo el resto de la senda hasta la cima resbalan de lo lindo, dado que las piedras están muy desgastadas y pulidas.

La conselleria todavía no ha echado la llave en la puerta de metal. Los excursionistas hacen caso omiso a los carteles y se cuelan. Y ahora el recorrido es en extremo arriesgado. Ya se han retirado las señales y resulta complicado seguir la senda. Los excursionistas, incluidas varias familias con niños, ayer se salían del itinerario y cogían peligrosos atajos. Incluso invadían zonas donde ahora están creciendo los polluelos de las gaviotas. Estas aves graznaban con violencia y revoloteaban muy cerca de los asustados turistas.

Mientras, el ayuntamiento, gobernado por el PP, no ha respirado. Permanece impasible pese a cerrarse el gran símbolo turístico y medioambiental de Calp.