La Marina Alta busca referentes arquitectónicos. Calp lo tiene fácil. En los años 70, el taller de arquitectura de Ricardo Bofill convirtió la cala de la Manzanera de Calp en un laboratorio. El urbanismo residencial se impregnaba de referencias culturales. La Muralla Roja, que asemeja una alcazaba de rojizo adobe, y el Xanadú, una torre de complicada geometría cubista, son ya hitos paisajísticos. El triángulo lo completaba un club social que se integraba en el rocoso litoral. Este último edificio, situado en el dominio público marítimo terrestre, es desde hace años una ruina. Pero empieza a emerger del abandono.

El proyecto para revitalizar la urbanización de la Manzanera, ahora en exposición pública, recupera el Club Social. Y lo hace sin variar ni una línea del diseño de Bofill. Mantiene los característicos óculos, los muros de piedra y la escalinata de acceso, la plataforma con las dos piscinas de agua salada e incluso la rampa del embarcadero. Además, un dique rompeolas formado por bloques de hasta 2.900 kilos de peso protegerá el rehabilitado edificio de los embates del mar.

El Ayuntamiento ya ha iniciado el expediente para que el triángulo de la Muralla Roja, el Xanadú y el Club Social se declaren Bien de Interés Cultural. Eso sí, a los dueños de los apartamentos les preocupa el régimen de visitas que tendrá «su» monumento.

El proyecto va más allá de poner en valor la arquitectura de Bofill. Regenerará este frente litoral de acantilados de margas y calizas, ahora muy degradado. Además del acceso por la escalinata que sube a la Muralla Roja y el Xanadú, ahora se habilitará uno nuevo desde la cala de la Manzanera. Será una pasarela peatonal sostenida sobre pivotes. Una barandilla de aluminio garantizará la seguridad de quienes quieran descubrir el legado arquitectónico de Bofill en Calp.