Xaló, un municipio de 3.000 habitantes situado en un valle (la Vall de Pop) históricamente rico en recursos hídricos, es el primero de la Marina Alta que sufre los efectos de la sequía. El alcalde, Joan Miquel Garcés, ha emitido un bando en el que advierte de que el suministro de agua ha dejado de ser potable. La última analítica del centro de Salud Pública detectó que la salinidad se ha disparado. El agua daba niveles de socio de 570 mg/litro, de cloruros de 1.515 mg/l y también superaba los parámetros permitidos en conductividad. Esa analítica revela que el pozo de Llíber que sostiene el suministro de Xaló se ha salinizado. Mientras, el otro pozo del que se abastece este pueblo, que está en Parcent, sí que sigue siendo potable. Pero en las cantidades que ahora se mezclaban en el depósito de cabecera los aportes de ambos pozos (20 % de Parcent y 80 % de Llíber) el suministro no era apto ni para beber ni para cocinar.

El portavoz del gobierno local, Gerard Fullana, de Compromís, aclaró ayer que los vecinos que se han quedado sin agua potable representan el 70 % de la población. Los residentes de la partida Solana y de las urbanizaciones de l´Almàssera y Valle Paraíso continúan recibiendo agua potable, dado que les llega directamente del pozo de Parcent.

Salud Pública ya ha advertido al ayuntamiento de que para que el suministro vuelva a ser potable debería mezclarse un 65 % del pozo de Parcent y el resto del de Llíber. Pero eso es ahora mismo imposible. La tubería del primer sondeo no da más de sí. Una conexión a una tubería del Ayuntamiento de Benissa que atraviesa el término de Xaló permitiría extraer más agua de Parcent. Esa obra se debía acometer con el remanente del consorcio de aguas de la Marina Alta. Pero, de momento, el consistorio de Dénia, que es socio mayoritario, ha bloqueado el uso del remanente.

El portavoz del gobierno de Xaló admitió que la situación es «paradójica». Por su pueblo pasan las conducciones que llevan desde los acuíferos del interior agua potable a Benissa y Calp, municipios litorales, turísticos y donde se ha construido sin tregua. Mientras, los vecinos de Xaló se ven abocados a acudir al supermercado a comprar garrafas o a llenarlas en las fuentes. Esta vez la sequía ha golpeado antes al interior que a la costa.