El puerto de Dénia bullía en la tarde de ayer. A los curiosos habituales, que siguen la llegada de los pesqueros y la posterior subasta, se sumaron los blogueros expertos en gastronomía y turismo que querían descubrir los secretos de la gamba roja. Además, los marineros casi pasaron en blanco la pasada semana. El temporal impidió salir a faenar y sólo el viernes las barcas pudieron hacerse a la mar. Los restauradores estaban, por tanto, ávidos de pescado fresco y de gamba. A la subasta, acudieron varios hosteleros de Valencia que empiezan a hacer acopio de gamba roja para las Fallas.

La expectación acompañó la llegada de los barcos de arrastre. Cada uno de ellos desembarcó, junto a las cajas de quisquilla, gamba y pescado, un pequeño «cofre» de corcho. Guardaba, sí, un tesoro. «Cada una de estas cajas de corcho contiene las veinte mejores gambas que cada barco ha capturado», explicó el secretario del Pòsit de Dénia, Miguel Dalmau. Esas gambas rojas, que son las de mayor calibre, se reservan para el concurso internacional de cocina creativa de hoy.

La jornada de pesca de ayer fue bastante fructífera. La pasada semana, en cambio, los barcos barcos permanecieron amarrados a puerto hasta el viernes, cuando, por fin, pudieron salir a faenar. El temporal daba una tregua. Ese día, en la subasta, el marisco de más calibre alcanzó los cien euros el kilo. Ayer estuvo a tajo parejo.

Las primeras cajas que se subastaron, las del barco Mediterranium, se vendieron por 96,40 euros. Dalmau indicó que el precio era bueno y que, por estas fechas, la gamba roja suele subastarse casi a la mitad. El concurso de cocina creativa también ha ayudado a dar valor gastronómico a la gamba.

Los curiosos se sorprendían ayer del mimo con el que los pescadores de Dénia manipulan este crustáceo. Son absolutamente reacios a separarlo del hielo. «Uno de los secretos es no romper la cadena de frío. El marisco se ha pescado a 600 metros de profundidad y allí el agua está a muy baja temperatura», comentó Dalmau.