La Asociación Protectora de Animales de Xàbia (Apasa) ha denunciado ante la Guardia Civil un nuevo asalto a la perrera municipal. Ocurrió el viernes por la noche y es el tercero desde septiembre. Los ladrones supuestamente buscan perros para venderlos para peleas clandestinas. Así lo creen los responsables de Apasa, que, además, sospechan que los cacos quieren llevarse un rottweiler muy agresivo que hasta ahora no se ha dejado atrapar.

El sábado por la mañana, cuando los trabajadores de la protectora llegaron a la perrera, encontraron varias jaulas abiertas y a los animales cambiados. Los ladrones habían fracasado en su tercer intento de hacerse con el rottweiler. Al contrario que en el asalto anterior, esta vez no robaron otros perros. A mediados de septiembre, sí sustrajeron un mastín y un can cruzado de pastor alemán. Los responsables de Apasa temen que esos animales, que eran bastante dóciles, se hubieran utilizado como «sparring» de otros que, más violentos, hubieran terminado matándolos. Al parecer, esa es una práctica habitual para preparar a los perros que participan en las peleas ilegales.

Los tres asaltos coinciden en que al día siguiente las jaulas amanecieron abiertas y los animales no estaban donde los cuidadores los dejaron la noche anterior. Los ladrones, al parecer, revisan las jaulas en busca de perros peligrosos y provocan barullo para tratar de confundir y atrapar al rottweiler.

La perrera, situada en la zona agrícola del Pla, está alejada de las casas y es difícil que algún vecino pueda avisar a la Policía si advierte que los perros no dejan de ladrar. Además, los asaltantes eligen noches en las que los ladridos pasan más desapercibidos. La del pasado viernes era de lluvia y tormenta.

Los responsables de Apasa también explicaron a la Guardia Civil que justo 24 horas antes del segundo asalto unas personas estuvieron interesándose por el rottweiler. Sólo los cuidadores más expertos se acercan a este perro. Atribuyen su agresividad a que, además de que pertenece a una raza de las consideradas peligrosas, durante un año estuvo siempre atado con una cadena. Este perro convive sin problemas en una jaula con dos mastines. Pero la presencia humana le inquieta. Ese carácter violento le ha salvado hasta ahora de caer en una supuesta red de peleas clandestinas de canes.

Mientras, la protectora, que cuida en esta perrera a unos 200 perros, estudia reforzar las vallas exteriores y coronarlas con pinchos, además de mejorar el sistema de cámaras de vigilancia.