«Esto es pólvora», afirma un agente medioambiental mientras señala unos resecos matorrales que se salvaron del fuego por poco. Lo menos que pudo pasar fue que ardieran mil metros cuadrados. Por suerte no hacía viento. En la zona donde cayó el farolillo volador, hay una densa vegetación de monte bajo. El incendio se podía haber metido en el barranco y avanzado hacia el litoral de Les Rotes, donde ahora veranean cientos de turistas. Las negligencias con el fuego ya han dado este verano más de un susto. Una barbacoa mal apagada provocó un conato de incendio en la Granadella de Xàbia. En ese paraje, ayer un vecino quemaba rastrojos, algo totalmente prohibido en verano.