El propietario de la gasolinera de Poble Nou de Benitatxell, cuya demolición el Ayuntamiento debe acabar ahora pues así se lo ha ordenado el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana, ya ha salvado más de una bola de partido. Construyó la estación de servicio hace 23 años en un terreno calificado como rústico. Eso sí, tenía licencia del Ayuntamiento. Pero el TSJ e incluso el Supremo dieron la razón a los dueños de otra gasolinera de la misma carretera, que está a escasos metros de ésta, pero en término de Xàbia, y sentenciaron que la de Benitatxell debía demolerse. Sólo su propietario sabe el dineral que lleva gastado en recursos. Así le ha ido dando esquinazo a la piqueta.

Ahora, cuando el TSJ ha conminado al Ayuntamiento a que cumpla al pie de la letra el fallo que le obliga a desenterrar los tanques de combustible (el plazo para hacerlo se agota el 6 de julio), el propietario de la gasolinera busca un nuevo resquicio. Ayer abrió una cata de unos 5 metros de profundidad para demostrar que los tanques no están enterrados en hormigón. Fernando Tomás, que es el dueño de esta estación de servicio, sostuvo que la sentencia sólo obliga a demoler el hormigón. "Y una obra que no existe no se puede tirar". Cuando las catas estén acabadas, llamará a un notario para levantar acta.

Mientras, los vehículos seguían repostando en una gasolinera que sólo cerró dos días hace ahora un año cuando el Ayuntamiento, obligado también por el TSJ, hizo una demolición que este tribunal ha entendido ahora que se quedó corta. De ahí que haya ordenado acabarla desenterrando los tres tanques de combustible.

Tomás quiere salvar su negocio. "El ayuntamiento dice que hay que quitar el hormigón. Pero no hay. En su día se vio que el terreno era fuerte cómo para enterrar los tanques sin hacer paredes de hormigón".