Si la Marina Alta tenía esperanzas de diversificar su economía e impulsar la industria, todo se ha ido al traste. La crisis no sólo ha hundido el sector de la construcción. Los proyectos de nuevos polígonos industriales han fracasado sin excepción. Y con suerte terminan ahí las consecuencias. El Ayuntamiento de Benissa adjudicó en diciembre de 2006 la ampliación del polígono (ocupa los sectores El Polvorí y Canor) a la empresa Iniciativas Costablanca, S. L. Pero el pasado mes de diciembre, es decir, seis años después, anuló la adjudicación al considerar que era mejor la gestión directa. La mercantil ha presentado un recurso contencioso administrativo contra el Consistorio. Por tanto, la ampliación del polígono ha acabado en los tribunales.

Mientras, en Teulada, las calles del nuevo suelo industrial están urbanizadas, pero no se ha construido ni una nave nueva. El programa (el sector tiene 100.000 metros cuadrados) se adjudicó a Vives Dalmau en 2008, cuando todavía era alcalde José Císcar. La imagen es muy curiosa: hay viñedos todavía en producción rodeados de calles, aceras y cajas de la luz. Y, a tiro de piedra (a poco más de un kilómetro), está el polígono de la Pedrera, que pertenece a Benissa.

Nadie en la Marina Alta reparó en su día en que la planificación industrial debía ser comarcal. Se han desarrollado polígonos como los de Beniarbeig (48.374 m2) que no han terminado de arrancar. Por la crisis y porque a un paso están los de Ondara y Pedreguer.

En Dénia, el polígono de Madrigueres (487.415 m2) no vive sus mejores días; se ha quedado, por la falta de inversiones, obsoleto. La comarca tiene 2,8 millones de metros cuadrados de uso industrial (el 0,35% del suelo). El Verger con 586.865 m2 se lleva la palma. La industria da empleo al 10,18% de la población ocupada. Es un sector que no tiene visos de despegar.