L a empresa que construye un hotel de 24 pisos junto al mar en Calpe está vertiendo la tierra y los escombros que extrae de la parcela donde se alzará el edificio, a apenas 6 metros del mar en el litoral ubicado al norte del Penyal d$27Ifach, en unos huertos de almendros, olivos y vides que limitan con el barranco ubicado en el Pou Roig y situado en suelo rústico y no urbanizable. Esta circunstancia añade aún más controversia a unas obras que han suscitado una honda polémica debido al impacto visual que tendrá la torre, de 104 metros en la fachada marítima y a la posibilidad de que parte de la misma estuviera invadiendo zona pública. De hecho, el Ministerio de Medio Ambiente, tras las denuncias de los vecinos y de la oposición, ha anunciado que pondrá todos los recursos necesarios para paralizar los trabajos, que cuentan con los permisos del Ayuntamiento de Calpe, gobernando por el PP.

En medio de toda esta vorágine política y social, las obras continúan y lo hacen deprisa: varios camiones y hasta seis máquinas excavadoras están realizando movimientos de tierra para posibilitar las futuras tareas de cimentación en el solar. El ritmo es frenético. De allí se sacan toneladas de tierra que son trasladadas en camiones cada cinco minutos y trasladadas hacia el Pou Roig. Aunque se trata de un paraje que limita con una zona industrial y otra habitada, los desechos y escombros se vierten cerca de un barranco aún ubicado en zona rústica. Testigos presenciales afirman que ya se ha configurado un desnivel de 10 metros y que un buen tramo de la hondonada ha desaparecido. Estos huertos -que son propiedad del dueño que levanta el hotel pegado al mar- se levantaron sobre terraplenes que ahora están desapareciendo.

El PSOE anunció ayer que ante esta circunstancia va a realizar un seguimiento exhaustivo de los trabajos. «Nos consta que se puede estar destruyendo un paraje y desde luego no dudaremos en denunciar este estado de cosas», declaró al respecto y a preguntas de este diario el concejal socialista Joan Morató. Por su parte, este periódico intentó ayer sin éxito localizar al alcalde, Javier Morató.

La empresa constructora del hotel se está ahorrando un montante económico importante por arrojar los vertidos cerca de las obras y - presumiblemente- sin autorización municipal. En principio, los escombros tendrían que viajar en camiones hasta el vertedero autorizado en Teulada.