La cala de la Calalga, situada en el tramo norte del litoral de Calp, tampoco se libra del peligro de desprendimientos. La red de metal que debe evitar la caída de piedras pende rota del acantilado. No está anclada al suelo, sino que simplemente cuelga. Estas mallas metálicas son efectivas para combatir la erosión y evitar derrumbes cuando están ceñidas al acantilado. Además, desde las lluvias del pasado invierno, cuando ya se produjo un desprendimiento, el ayuntamiento mantiene acotado con vallas un extremo del vial que está sobre el acantilado de la cala. Se ha cerrado porque el peso de los vehículos podría provocar que el vial se viniera abajo.

Bañistas de la Calalga trasladaron ayer a este diario su inquietud por el riesgo de desprendimientos. Advierten de que, sobre todo, en la parte norte de la cala el peligro es máximo, ya que el acantilado está muy expuesto a la erosión y las redes de metal están rotas y destensadas. Con todo, también hay bañistas que parecen vivir ajenos al peligro. Algunos incluso extienden sus esterillas junto al acantilado. En la rampa de acceso hay una señal que ya advierte del riesgo de desprendimientos.

El concejal de Playas de Calp, Antonio Romera, avanzó ayer que el ayuntamiento ha planteado al Servicio Provincial de Costas que urge hacer alguna actuación en la Calalga para hacerla más segura. Romera recordó que en la playa del Borumbot, que tiene un tramo cerrado por peligro de derrumbes, también pidieron a Costas que interviniera, pero, finalmente, ha tenido que ser el consistorio el que se haga cargo del proyecto para reforzar el talud de esta playa urbana.

Ese tramo del Borumbot suma ahora su segundo verano cerrado a los bañistas. El problema de los desprendimientos también se da en otros municipios del litoral de la comarca. Costas ha colocado redes de metal en playas como las del Moraig, en Benitatxell, o la Granadella y el Tangó, en Xàbia.