El senador demócrata Barack Obama parte como favorito en estas primarias, en las que también aparece bien situado el republicano John McCain.

En juego en los "territorios del Potomac" -como se les conoce por estar ubicados en el curso del río que lleva ese nombre- hay 168 delegados en el bando demócrata -del total de 2.025 necesarios para conseguir la candidatura- y algo más de 100 en el frente republicano, de los 1.191 precisos.

Los sondeos apuntan que el elevado porcentaje de afroamericanos y personas de alto nivel cultural en Maryland, Virginia y la capital federal, Washington, jugará a favor de Obama, que tiene ventaja entre esos segmentos de la población.

La esperada victoria supondría un nuevo espaldarazo al imparable empuje del senador y se sumaría a sus triunfos del fin de semana pasado en Nebraska, Luisiana, Maine y el estado de Washington.

McCain, por su parte, se verá ayudado, según los pronósticos, por el alto número de empleados del gobierno y militares en los territorios que hoy tienen cita con las urnas, grupos que se decantan por el condecorado veterano de la guerra de Vietnam.

Expertos como Erwin Hargrove, de la Universidad Vanderbilt (Tennessee); alertan, de todos modos, que la influencia de la derecha religiosa en Virginia podría beneficiar al ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee, que ha captado el voto de los cristianos evangélicos.

Hargrove no cree, aun así, que el apoyo sea suficiente para dar la victoria en ese estado al ex pastor baptista, que se niega a retirarse de la lucha pese a que la cifra de delegados acumulados prácticamente asegura la candidatura presidencial a McCain.

Menos claro está el pulso que libran Obama y su rival, la senadora por Nueva York Hillary Clinton, a medio camino cada uno de hacerse con la mágica cifra de 2.025 delegados.

Según el recuento de CNN, Clinton tiene 1.148 delegados y Obama 1.121.

El posible éxito del senador afroamericano esta noche no desharía ese empate de forma decisiva, pero sí puede darle el impulso necesario para desbancar a Hillary el 4 de marzo en Ohio y Texas, los estados que podrían tener la última palabra en esta reñida pugna política.

La ex primera dama lleva la delantera tanto en Texas -donde la apoyan los latinos- como en Ohio, un estado en el que abunda la clase obrera a la que también ha logrado cortejar la senadora.

Ambos estados enviarán 389 delegados a la convención y una derrota allí supondría, según explicó a Efe Joe Heim, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Wisconsin, "el fin de la carrera de Hillary".

Lo que no está claro, según Heim, es cómo la imparable carrera de Obama podría afectar la fortuna de Hillary el 4 de marzo.

"Podría dar la impresión ante los votantes de que le está ganando", indicó el experto. Esa impresión podría favorecer el desembarco de fondos en la campaña del senador por Illinois y permitirle lanzar un esfuerzo más agresivo para acaparar el voto de los texanos y residentes de Ohio.

La campaña de Obama asegura que recibe alrededor de un millón de dólares diarios, frente a alrededor del medio millón de Hillary.

Los asesores de la ex primera dama reconocen que su campaña estaba prácticamente en bancarrota tras las elecciones del "supermartes", el 5 de febrero, pero aseguran que desde entonces la situación se ha estabilizado.

Pero la ventaja económica de Obama, que recaudó 32 millones de dólares en enero, frente a los 13,5 de Hillary, se deja notar. Así, el senador comenzó hoy una campaña de anuncios televisivos en Ohio y Texas, mientras que Hillary no lo hará hasta mañana.

"Tiene un empuje que es necesario detener antes del 4 de marzo", señaló uno de los grandes contribuyentes a la campaña de Hillary en declaraciones que hoy recoge el diario "The New York Times".

Una encuesta publicada hoy por el Instituto Ipsos y AP demuestra que ese empuje podría ser difícil de parar.

El sondeo apunta que Obama ganaría por poco en una hipotética lucha contra McCain, mientras que si la contienda fuera con Hillary el resultado estaría muy empatado.