Acontecimiento deportivo

Examen a París a 100 días de los Juegos: obras terminadas frente a la alerta terrorista

Las infraestructuras a punto y el glamur de la capital francesa aparecen como los aspectos positivos de un acontecimiento marcado por las amenazas a la seguridad y las promesas incumplidas

Soldados franceses patrullan cerca de la Torre Eiffel.

Soldados franceses patrullan cerca de la Torre Eiffel. / EFE

Enric Bonet

Un ambiente digno de un pueblo fantasma. Cuando uno se pasea por los aledaños de la Villa Olímpica de los Juegos de París, cuesta cruzarse con algún peatón. La poca presencia humana se limita a los agentes de seguridad desperdigados, con sus respectivos petos naranjas, que vigilan los accesos de esta renovada zona urbana —antaño era un espacio industrial— en Saint-Ouen. Situado en esta localidad periférica al norte de la capital francesa, el bautizado como 'Village des athlètes' está compuesto por 82 edificios y unas 3.000 viviendas. Unos 14.000 deportistas residirán en esos bloques construidos en apenas siete años con una arquitectura funcionalista, poco deslumbrante, pero con un bajo impacto medioambiental.

Aunque la Villa Olímpica ya fue inaugurada a finales de febrero, no hay una gran expectación por las olimpiadas entre los habitantes de Saint-Ouen, que compartirán vecindario el próximo verano con los mejores atletas y nadadores del mundo. "No hay un gran ambiente ni el sentimiento de que sean unos Juegos de verdad", se quejaba Michel Koseoglu, una taxista de 57 años, mientras tomaba el lunes por la tarde un café con un amigo en una panadería casi colindante al 'Village des athletes'. "Solo pienso en los problemas que supondrán para las personas trabajadoras, por ejemplo, con el transporte público", aseguraba Jelena, de 42 años, que trabaja como limpiadora y en una empresa que fabrica libretas. 

Estas opiniones pesimistas reflejan la percepción de una parte significativa de los franceses. El 53% de ellos afirman estar "preocupados" respecto a la buena organización del evento, según un sondeo del diario 'La Tribune du Dimanche'. En ese mismo estudio, publicado el pasado domingo, el sentimiento citado por un mayor número de entrevistados era la "indiferencia". "Hay un sentimiento muy francés. Por un lado, las autoridades y los medios intentan promover el acontecimiento. Por el otro, una parte de la ciudadanía lo ve de manera crítica y con cierto escepticismo", explica a EL PERIÓDICO, del mismo grupo editorial, el historiador Paul Dietschy, especialista en temas deportivos, sobre unas críticas que ya estuvieron presentes en las ediciones de Atenas, Londres o Río de Janeiro.

Este martes encendieron la llama de los Juegos en la antigua Olimpia (Grecia), pero el espíritu olímpico aún no irradia en Francia. Muchos parisinos tienen las miradas puestas en los posibles aspectos negativos del acontecimiento. Pero este también los tiene de positivos. Cuando faltan solo 100 días para el inicio del acontecimiento deportivo del año, hay luces, sombras e interrogantes respecto a París 2024:

Las obras ya están listas

La capital francesa está lista para acoger las olimpiadas a partir del 26 de julio. Prácticamente, todas las obras se han terminado y todo ha ido sobre ruedas en este sentido. Como París es una ciudad bien dotada a nivel deportivo, no se ha construido un gran número de infraestructuras y se ha apostado por remodelar edificios monumentales como el Grand Palais, donde tendrán lugar las pruebas de esgrima. En el caso de la capital francesa, solo se impulsó desde cero el pabellón Adidas Arena (en el norte de la ciudad), inaugurado el 11 de febrero y que acogerá el bádminton y la gimnasia rítmica. La mayor parte de las nuevas infraestructuras se han concentrado en el departamento de la Seine-Saint-Denis, uno de los más pobres de la Francia metropolitana. Además de la Villa Olímpica, en esa zona icónica de la 'banlieue' norte se encuentra la nueva piscina olímpica.

Edificios de la Villa Olímpica parisina, inaugurada el pasado mes de febrero.

Edificios de la Villa Olímpica parisina, inaugurada el pasado mes de febrero. / Enric Bonet

Un escenario ideal

También habrá competiciones en la explanada de la Torre Eiffel (el vóley-playa), la plaza de la Concordia (BMX, 'breaking dance'...) o los jardines del Palacio de Versalles (la hípica). París sacará a relucir toda su monumentalidad para acoger estos Juegos, que se celebran en la capital francesa justo en el centenario de la edición de 1924. Tras las descafeinadas olimpiadas de Tokio en 2021, representan las primeras en un mundo pospandemia. Los organizadores confían en que estos ingredientes las conviertan en un gran acontecimiento, que está previsto que empiece con un espectacular desfile fluvial de los atletas por el Sena. "Podemos hacerlo y vamos a hacerlo", prometió el presidente francés, Emmanuel Macron, en una entrevista el lunes en la cadena BFM TV.

El rompecabezas de la seguridad

La voluntad de los organizadores de París 2024 de celebrar la primera ceremonia inaugural en un espacio abierto —todas las otras en el olimpismo contemporáneo tuvieron lugar en estadios cerrados— se enfrenta a un serio obstáculo: el retorno de la amenaza terrorista. Los Juegos de este verano tienen lugar en un mundo convulso, marcado por la guerra de Ucrania y la de Gaza, además de la nueva irrupción del Estado Islámico a través de su rama de Asia Central. Tras la reivindicación por parte de ese grupo del atentado de Moscú (con al menos 144 muertos y 360 heridos), Francia elevó al máximo su nivel de alerta antiterrorista el 24 de marzo. 

Unos 30.000 agentes de policía y 20.000 soldados estarán desplegados para garantizar la seguridad. El Estado francés dispone de una gran experiencia en la organización de eventos deportivos en momentos de amenaza terrorista, por ejemplo, la Eurocopa de 2016 en medio de la oleada yihadista. No obstante, el sistema de defensa antidrones genera dudas —dos ejercicios recientes resultaron fallidos—. Las autoridades temen posibles ataques cibernéticos por parte de potencias rivales, como Rusia, excluida de los Juegos a causa de la invasión de Ucrania. Debido a este rompecabezas en materia de seguridad, Macron no ha descartado finalmente una ceremonia inaugural más modesta, en el Estadio de Francia o en Trocadero, enfrente de la Torre Eiffel.

Unos Juegos poco "populares"

De momento, la amenaza terrorista ha frustrado la promesa de que se trataría de unos "Juegos populares". Inicialmente, anunciaron un aforo de la ceremonia inaugural de dos millones de espectadores y al final ha quedado limitado a 326.000. Unos 100.000 de ellos deberán pagar por las entradas, con precios de entre 90 y 2.700 euros. Los otros 220.000 acudirán a través de invitaciones. Estas condiciones estrictas han alimentado el sentimiento de que son unos Juegos poco accesibles. En varias zonas de la capital francesa, la circulación se verá restringida y solo podrán pasar por ellas aquellos espectadores o vecinos que dispongan de un código QR. Además, la voluntad de la alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, de darle una tonalidad social y ecológica a los Juegos se ha visto menoscabada tras la promesa incumplida de que el transporte público iba a ser gratuito para todos los espectadores. Y el coste de un billete aumentará de 2,15 a 4 euros.

¿Qué legado dejarán?

Tanto Hidalgo como Macron han insistido mucho en la "herencia positiva" que dejarán las olimpiadas en París. ¿Pero qué legado puede dejar un acontecimiento como este en la capital francesa, la ciudad más turística del mundo? "No hay ninguna de las grandes infraestructuras que no sirva después de los Juegos", defendió el dirigente centrista. La alcaldesa socialista ha intentado asociar los Juegos con la transformación verde de la capital francesa. Pero algunos de los cambios más icónicos en este sentido, como la peatonalización de los muelles del Sena, tienen poco que ver con el evento deportivo. Y la ampliación de las líneas de metro y cercanías en el marco del "gran París" no se verá culminada hasta 2030.

Quizás uno de los legados resulte la posibilidad de bañarse en el Sena. Está previsto que la parte de natación en el triatlón tenga lugar en el río neurálgico de París y que eso sirva como precedente para que en 2025 todos los ciudadanos puedan bañarse allí. Sin embargo, un estudio reciente de la ONG Surfrider Foundation ha alertado sobre el "estado alarmante" del agua del Sena. Y hay dudas de que pueda convertirse en una realidad una de las posibles herencias más concretas de los Juegos.

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