U n ingeniero de la NASA se encerró el viernes por la noche armado con un revólver en una habitación del Centro Espacial Johnson de Houston (Texas, EE.UU.); de la NASA, donde acabó con la vida de un compañero y después se suicidó. Cuando la policía entró en el cuarto encontró a otra rehén que resultó ilesa. Las primeras investigaciones apuntan a una discusión entre ambos fallecidos como desencadenante del suceso.

William A. Philips, de 60 años, era empleado de la empresa Jacobs Engineering (con sede en California);, que tenía un contrato de apoyo técnico a la NASA. Desde hacía 13 años trabajaba para la agencia espacial estadounidense en el Centro Johnson de Houston con una conducta «modélica», según explicó el director del centro, Mike Coats. Por esta trayectoria no resulta fácil explicar por qué en la madrugada de ayer protagonizó un suceso a punta de revólver en el propio edificio de la NASA.

Los tres comieron juntos Según fuentes policiales, Phillips fue a comer en el mismo día de los hechos con sus compañeros: David Beverly, Francelia Crenshaw y un tercero sin identificar. Aunque se desconocen las causas, parece ser que Philips y Beverly protagonizaron una disputa aunque no se sabe si fue cosa del momento o era un problema que venía de atrás.

Poco después, Philips se encerró en una habitación del edificio 44 del complejo armado con un revólver de punta corta y con David Beverly y Francelia Crenshaw como rehenes. Según explicó el capitán Dwayne del Departamento de Policía de Houston a los medios, el ingeniero de 60 años efectuó dos disparos a los que las fuerzas de seguridad (federales, locales y miembros del SWAT); respondieron debido a que los esfuerzos previos por intentar establecer contacto fueron inútiles. «Nuestros negociadores trataron de establecer contacto sin éxito», explicó Dwayne.

A la 13.40 horas Beverly fue asesinado presuntamente a manos de su raptor y tres horas después el propio Philips se quitó la vida de un disparo en la cabeza. Cuando los efectivos de la policía entraron en la habitación donde tuvo lugar el suceso encontraron a una segunda rehén, Francelia Crenshaw, que se encontraba ilesa. Además, descubrieron en una pizarra que Philips había dejado una nota con una lista de nombres y unos garabatos a los que aún no se ha encontrado significado ni relación con la refriega. Las primeras hipótesis apuntan a la discusión entre los dos fallecidos como posible móvil. La mujer que estaba con ellos fue la que alertó a la policía llamando por teléfono a pesar de que fue amordazada por el secuestrador.