Los franceses reflexionaron ayer sobre las elecciones presidenciales de hoy, en las que hay un alto número de indecisos que han de confirmar si el duelo en la segunda ronda será entre el conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolène Royal o si optan por dar entrada a otro aspirante. El centrista François Bayrou y el ultraderechista Jean-Marie Le Pen son los otros dos candidatos a los que los diferentes sondeos sitúan varios puntos por debajo de Sarkozy y Royal, pero que hasta el último momento acarician la idea de dar la sorpresa y disputar la Presidencia en la segunda vuelta, el 6 de mayo.

Los electores de los territorios franceses de Ultramar comenzado ya a votar ayer, una novedad que se acompaña con la posibilidad para muchos otros de recurrir al sufragio electrónico.

El censo electoral consta de 44,5 millones de franceses (3,3 millones más que en 2002); llamados a elegir a un nuevo jefe de Estado entre doce candidatos que ayer estuvieron obligados legalmente a guardar silencio. Los medios de comunicación cuentan también con restricciones, y no pueden publicar encuestas hasta las 20.00 horas de hoy (18.00 horas GMT);.

Los sondeos de los últimos días apuntan la existencia de casi un tercio de indecisos, mientras que otro estudio, hecho público el viernes por la tarde y elaborado por CSA-Cisco, aporta la novedad de que Le Pen supera por primera vez en dos meses a Bayrou y se sitúa en el tercer puesto.

Desde hace meses todas las encuestas dan en primer lugar a Sarkozy, que ha hecho gala de un discurso enérgico en el que se presenta como el hombre que quiere restablecer la autoridad del Estado, con especial énfasis en valores como la seguridad y el liberalismo económico. Sarkozy no niega haber «derechizado» su discurso, pero también por citar en sus discursos a figuras alejadas de su conservadurismo, desde el socialista Jean Jaurés al líder por los derechos civiles Martin Luther King o el escritor Albert Camus.

La socialista Royal es la segunda en los sondeos, aunque es quien más puede temer quedarse fuera de la ronda definitiva, por lo que en el último tramo ha pedido directamente el voto de la izquierda y ha apelado a la necesidad de aplicar valores sociales y humanos a la política. La gran sorpresa de esta campaña, François Bayrou, ha tenido la habilidad de inventarse un espacio en el centro, aunque beneficiado por la «derechización» de Sarkozy y la apuesta por el voto de izquierda de Royal. La campaña ha sido volátil en cuanto a temas, y apenas se ha debatido sobre Europa, factor significativo en un país fundador de la UE y abrió una crisis al rechazar el proyecto de Constitución.