Pekín informó este sábado de veintidós casos de coronavirus , tres menos que en la víspera, y continúa con pruebas masivas a su población tras sumar cientos de positivos a raíz del nuevo brote detectado en un mercado mayorista de la capital que, según los expertos, está bajo control.

Las cifras divulgadas por las autoridades podrían evidenciar que, como avanzó la semana pasada el jefe epidemiólogo Wu Zunyou, se ha llegado al pico de casos y apenas hay nuevas infecciones. Desde que comenzó el brote el pasado 11 de junio, Pekín acumula 205 nuevos casos de COVID-19.

Sin embargo, quedan aún 308 Lcasos activos en China, y 6.023 personas todavía siguen en observación, las cuales deben pasar un periodo de aislamiento de 14 días, según las cifras oficiales.

Cepa europea

Ante este panorama, si bien la semana pasada las autoridades de prevención aseguraron que el brote está ya controlado y que la curva de nuevos casos se iría aplanando "poco a poco", algunos expertos expresaron este sábado en la prensa china que esta conclusión podría ser "prematura".

"El virus circuló durante un largo periodo de tiempo antes de ser detectado. Tenemos que hacer más pruebas a las personas que hayan tenido contacto con el mercado de Xinfadi para saber a ciencia cierta qué alcance tiene este brote", aseguró el experto Jin Dongyan al rotativo Global Times.

Otro experto, Zeng Guang, de la Comisión Nacional de Salud, indicó al mismo rotativo que "aunque hay razones para ser optimista, no hay que perder de vista que llevamos dos brotes en medio año". "Es muy posible que el virus vuelva en un futuro cercano. Hay que normalizar todas estas medidas de prevención, no debemos bajar la guarda", afirmó.

Asimismo, un portavoz del Buró municipal de Seguridad Pública informó este sábado de que la Policía local está "tomando medidas" contra "la difusión de rumores" relacionados con el brote de Pekín, y que ya ha investigado 60 casos relacionados y detenido a 10 personas.

Sobre el origen del brote, las investigaciones preliminares de los científicos chinos apuntan a que la cepa del virus encontrada masivamente en el mercado de Xinfadi proviene de Europa y es más antigua que el coronavirus de Wuhan, pero aún debaten cómo habría llegado hasta allí.

Hasta ahora ha trascendido que se detectó en una tabla de cortar salmón, pero según los expertos no hay pruebas de que los contagiados se infectaran por comer alimentos contaminados, incluyendo marisco.

El director del laboratorio de microbiología del centro nacional chino para la evaluación de riesgos de inocuidad alimentaria, Li Fengqin, aseguró que, aunque "el virus no venga de los alimentos, es posible que su empaquetado sí estuviera contaminado".

Pruebas a residentes

Hasta hoy, 2,29 millones de personas se han hecho las pruebas del coronavirus, informó en rueda de prensa el funcionario Zhang Qiang del equipo municipal de prevención contra la COVID-19. Además de empleados de restaurantes, universidades y mercados también se harán pruebas a trabajadores de 36 tipos de empresas que podrían transmitir la enfermedad, como servicios de suministro de comidas y bebidas, supermercados y centros comerciales.

Así, los miles de repartidores de comida a domicilio que cada día entregan paquetes a lo largo de la ciudad deberán hacerse la prueba. Y aquellos que hayan entregado paquetes en áreas de "alto riesgo" - en este momento, dos barrios de la capital - deberán permanecer en sus casas durante 14 días, acotó el funcionario.

Asimismo, la empresa de servicios de conducción Didi ha exigido pruebas a sus empleados, recoge la prensa local, al igual que los empleados del transporte público y los taxistas de algunos distritos afectados por el brote.

Por otra parte, Zhang informó este sábado de que las autoridades han ordenado a todos los residentes de 40 comunidades de vecinos en zonas de riesgo que no salgan de sus casas para evitar infecciones.

Asimismo, quienes hayan tenido que hacer cuarentena sólo podrán salir una vez que sus pruebas de coronavirus den negativo, agregó.

No obstante, el funcionario señaló que aquellas personas que no hayan tenido contacto directo con el mercado de Xinfadi, donde se originó el brote, tienen "un riesgo muy bajo" de haberse contagiado.

"No hay necesidad de que la gente vaya a hacerse pruebas en masa", aseveró.

Además, la capital china presenta un aspecto desangelado, con servicios mínimos en el transporte público y con sus calles, restaurantes y centros comerciales prácticamente vacíos. Algunos residentes han expresado en las redes sociales su preocupación por el abastecimiento en los supermercados.

Las autoridades aseguran que el suministro de alimentos se mantendrá estable, que han encargado provisiones a otras provincias y que harán frente a quienes quieran inflar los precios.

Asimismo, continúan activas las restricciones para salir de la ciudad: no pueden abandonarla los residentes en zonas declaradas de riesgo, y se aconseja que nadie lo haga sin un motivo de peso. Y quien quiera marcharse debe certificar primero un buen estado de salud y presentar una prueba negativa de coronavirus realizada en los siete días previos a la partida.

El subdirector de Seguridad Pública municipal, Pang Xuhong, indicó el pasado jueves que "las restricciones no significan que la ciudad haya quedado sellada", y que el objetivo es "impedir que el virus se extienda por la capital o llegue a otras partes de China".

Hasta ahora, cinco provincias han confirmado 17 casos relacionados con el brote de Pekín, de los cuales 11 se registraron en Hebei (vecina de Pekín), 3 en Liaoning (noreste), 1 en Sichuan (suroeste), 1 en Zhejiang (sureste) y 1 en Henan (centro).