La estabilización de la epidemia del coronavirus en Italia ha sufrido este jueves un ligero retroceso. Los últimos datos revelado por Protección Civil muestran un incremento de los fallecidos y los nuevos contagiados respecto al día anterior. En concreto, Italia suma 610 muertos más por el Covid-19, lo que supone un incremento de 12,5% respecto al último parte (542), y ya lleva un total de 18.279 decesos desde el inicio de la epidemia. También los nuevos contagiados siguen aumentando. Además, hoy son 4.204 casos más, lo que supone un incremento respecto a los últimos días: este miércoles eran 3.836 y el martes, 3.599.

Por otra parte, al menos tres fiscalías italianas están investigando sobre los centenares de ancianos muertos en residencias por causa del Covid-19, pero nunca dignosticados. La circustancia no figura en sus expedientes clínicos y los ataúdes con sus cuerpos se amontonan en las capillas de los centros, a la espera de ser trasladados a un cementaerio o incinerados.

De su parte, Proteción Civil, que cada día facilita los datos nacionales sobre la situación pandémica, nunca ha dado las cifras sobre los ancianos muertos en las residencias donde vivían, limitándose a distinguir entre difuntos "por" coronavirus y difuntos "con" coronavirus, lo que no ayuda a entender cual fue realmente la causa por la que se contagiaron y después murieron. Las estadísticas ilustran que la mayoría de los difuntos ya sufría de otras patologías, con las que convivían, pero nunca explican si el contagio precipitó su muerte.

Por razones inexplicables, que serán esclarecidas por la magistratura, los protocolos de seguridad para enfermos y personal sanitario llegaron tarde y mal en las residencias, hasta el punto de que, con la epidemia ya declarada, impedían la entrada a los familiares con mascarillas y guantes de protección. "No hay que alarmarles", "pueden provocar terror", argumentaban por orden de la dirección de los centros.

En la mayoría de los expedientes de los difuntos consta, según filtran los sanitarios desde el interior, que murieron "por pulmonitis bactérica" y no viral, como resulta en los numerosos casos que se han realizado análisis "post morten".

"No nos explican nada y tememos no volver a verles", explican sus familiares, que en Milán han constituido una asociación y presentado varias denuncias. Lo mismo han hecho otros en varios centros de la región Lombardía (Milán), la del Lazio (Roma) y otras de la península.

El ocho de marzo, dos semanas después de la declaración oficial de la pandemia en Italia, las autoridades de Lombardía, desbordadas por la cantidad de contagiados en los hospitales y UCIs, aprobaron una ordenanaza para que los contagiados "sobrantes" fueran ingresados en las residencias. En las mismas fueron hospitalizados, pero sin ninguna separación de los residentes, a los que poco a poco fueron contagiando, mientra el personal sanitario, sin ninguna forma de protección, les asistía. "Estas residencias son una bomba", tituló un diario nacional, aunque no ha sido hasta un mes más tarde que la región Lombardía ha decidido nombrar una comisión investigadora para "ver que ha sucedido". "Estaba claro que estas residencias no están preparadas para hospedar a personas positivas al coronavirus", explica Roberto Circhia del sindicato CISL, el segundo del país.

La situación que se creó fue tal que médicos y enfermeros explican ahora, bajo anonimato, que "dormíamos en las residencias por miedo de llevar el contagio en nuestras viviendas". "Ha sido como poner alimentos en un turmix y ponerlo en marcha sin tapar", añade un médico de una de las estructuras de Milán. De manera que la reconstrucción cronológica de la expansión de la pandemia en Italia empezó en los hospitales de provincia de Lombardía y prosiguió en las residencia de ancianos. "No se ha realizado ningún análisis a los ancianos de las residencias", ha explicado Francesca Floriani, exconsejera de administración del Pio Albergo Trivulsi de Milán, el mayor polo geriátrico de la UE.