Moscú, la ciudad más grande de Europa, echa el cierre por vacaciones para contener la epidemia. A partir de este sábado y durante nueve días no se podrá trabajar, ir al cine, a la sauna o a un restaurante, e incluso pasear por un parque. A los moscovitas se les recomienda quedarse en casa y a los rusos no acercarse a la capital.

"¡Quédense en casa! ¡Cuiden su salud y la de sus seres queridos!", es el mensaje que se puede leer en carteles y pantallas gigantes por toda la ciudad, y escuchar en la megafonía del metro.

Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, nunca llegó a poner al país oficialmente en cuarentena y sólo impuso cinco días no laborables de obligado cumplimiento, el cierre de casi todos los negocios, lugares de entretenimiento y parques ha sido interpretado por los moscovitas como una invitación a no salir de casa del 28 de marzo al 5 de abril.

Y es que las autoridades ya han dicho que los días libres "no son vacaciones" pagadas, sino una medida de prevención para frenar el "rápido" avance del coronaviruscoronaviru en una ciudad de 12 millones de habitantes, aunque el Gobierno sigue negando que se trate ni siquiera de una epidemia.

El Ayuntamiento empezó por las escuelas, después prohibió los actos públicos y recomendó el teletrabajo, impuso la cuarentena obligatoria a mayores de 65 años y enfermos crónicos, y cerró museos, bibliotecas, piscinas y gimnasios.

Ante el avance de la epidemia en territorio ruso, Putin anunció esta semana vacaciones obligatorias para los rusos y, seguidamente, el alcalde Moscú, Serguéi Sobianin, cerró bares, restaurantes, saunas, discotecas y todos los negocios y establecimientos.

Han cerrado lugares que ni siquiera lo hicieron durante la Segunda Guerra Mundial, como el Teatro Bolshói, la catedral del ballet clásico ruso.

Expeción: Iglesias y mercados

La excepción a la regla serán las tiendas de comestibles, los supermercados y los mercados de abastos.

"Desde hace días no viene nadie. A lo mejor, también nos cierran", comentó hoy a Efe el dependiente de un puesto de fruta en un mercado en el norte de Moscú.

Ni un alma. El mercado estaba vacío. Ningún comprador. Ni de fruta, ni de carne, ni de flores, producto estrella los fines de semana.

Tampoco cerrarán las farmacias, bancos, funerarias, oficinas de servicios comunales y de transporte, y las iglesias.

Y es que la Iglesia Ortodoxa Rusa informó de que respeta y llama a los rusos a obedecer las medidas gubernamentales, pero considera que sus templos deben seguir abiertos para reconfortar a los fieles en este momento de zozobra, aunque los muftíes musulmanes sí cancelaron las oraciones del viernes en las mezquitas.

De hecho, la Iglesia consideró ilegal el edicto del Gobierno de San Petersburgo de prohibir la asistencia a servicios religiosos y, en un gesto muy simbólico, el patriarca Kiril oficiará el domingo una misa en el principal templo ortodoxo del país, la Catedral de Cristo Salvador.

Éxodo al campo

El cierre de la capital comenzó con antelación. El metro, que transporta a diez millones de personas diariamente y que seguirá operando durante la cuarentena, estaba hoy medio vacío. Y lo mismo se puede decir de tranvías y autobuses.

El parque más popular de la ciudad, el Gorki, cerró el jueves, y el principal centro de exposiciones de Moscú -VDNJ- presentaba hoy un aspecto fantasmal.

Contadas parejas y familias con hijos paseaban por sus amplias avenidas y explanadas, cuando habitualmente los viernes son decenas de miles las personas que deambulan por sus pabellones o patinan en la mayor pista de hielo de la ciudad.

Hasta los policías, ataviados todos con mascarillas en la entrada al VDNJ, parecían ahuyentar a los posibles visitantes.

Ante el desolador panorama que se avecina, muchos moscovitas optaron por abandonar la capital con destino a sus "dachas " o casas de campo. El éxodo empezó el jueves y continuó hoy desde primeras horas de la mañana.

Aunque nadie ha prohibido a los rusos que visiten Moscú estos días, el Ayuntamiento les ha recomendado encarecidamente que no lo hagan para evitar contagiarse y llevar la enfermedad de regreso a sus lugares de origen.

Los que se queden, no estarán solos. Organizaciones no gubernamentales como Voluntarios Médicos ayudan a los moscovitas a comportarse con responsabilidad en tiempos de epidemia.

"Somos estudiantes de medicina que recorremos la ciudad explicando a la gente cómo lavarse las manos, ponerse los guantes o las mascarillas. También trabajamos en los hospitales con los enfermos de coronavirus", comentó a Efe Irina, que hizo una demostración frente a un concurrido supermercado.

Más de un millar de casos

Según las últimas cifras, Rusia ha superado ya el millar de casos de COVID-19 (1.036), más de la mitad de ellos en Moscú (703), donde ya han muerto tres personas, la última en hace pocas horas.

Mientras, el Kremlin informó hoy sobre el primer caso positivo en la Administración presidencial, aunque matizó que Putin no tuvo contacto en ningún momento con dicho funcionario.

Putin seguirá trabajando al pie del cañón, pero el Kremlin tomará nuevas medidas preventivas para evitar que contraiga el virus.

El primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, llamó a los rusos a cumplir a rajatabla las "medidas drásticas" anunciadas por las autoridades y exhortó a las regiones a aplicar las mismas restricciones, especialmente en lo que se refiere a los locales de ocio y recreo.