En el día de su 70 cumpleaños, al finalizar la fiesta de Sucot y dos días antes de expirar el plazo, el primer ministro en funciones israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que había informado al presidente del Estado de Israel, Reuvén Rivlin, de que no era capaz de formar gobierno, cuatro meses después de haber fracasado en el mismo cometido.

En un discurso difundido a través de las redes sociales el que ha sido jefe del gobierno israelí durante los últimos diez años, aseguró que ha trabajado "incansablemente" para formar Ejecutivo y culpó del fiasco a su rival, el centrista Beny Gantz, que ahora recibirá el encargo de intentarlo.

"En las últimas semanas he hecho todo lo posible para llevar a Beny Gantz a la mesa de negociaciones. Desafortunadamente, simplemente se negó una y otra vez", afirmó Netanyahu.

El partido de Netanyahu, el conservador Likud, presentó varias propuestas a la formación de Gantz, Azul y Blanco. Pero todas ellas pasaban por que este, que fue el más votado en los comicios de septiembre, aceptase compartir el poder no solo con Netanyahu, sino también con todos sus socios habituales, los partidos de derechas y ultra religiosos, con los que este firmó un acuerdo de permanecer unidos nada más conocer los resultados electorales.

La inmensa mayoría de analistas apuntaba desde entonces a la imposibilidad de que Gantz aceptase los términos de un Likud que se había auto impuesto el lastre de arrastrar a estos partidos, algunos de ellos claramente opuestos en cuestiones importantes al programa de Azul y Blanco.

Gantz, exjefe del Estado Mayor del Ejército y un recién llegado a la política, tendrá ahora su oportunidad. El presidente israelí ya ha confirmado que le encargará formar ejecutivo, para lo que tendrá un plazo de 28 días.

De no lograrlo, Rivlin puede remitir el mandato al Parlamento (Knéset), que podría proponer y aprobar a cualquier diputado que contase con apoyo suficiente, aunque lo más probable sería que el país fuese a unas nuevas elecciones generales, que serían las terceras en un año.

"El tiempo para devaneos se ha acabado y ha llegado la hora de las acciones. Azul y Blanco está decidido a formar un gobierno de unidad liberal, encabezado por Beny Gantz, por el que el pueblo de Israel votó hace un mes", dijo el partido en un comunicado.

Ni Azul y Blanco ni el Likud tienen escaños suficientes para gobernar con sus socios naturales. La única opción viable parecía pactar un gobierno de unidad, para lo que Rivlin sugirió una jefatura del gobierno con alternancia, pero en ningún momento estuvieron cerca de un acuerdo.

Todos los partidos representados en la Knéset podrán en los próximos tres días hacer consultas con el presidente, si lo desean, para transmitirle su posición ante un posible Ejecutivo encabezado por Gantz.

Será importante conocer la posición del líder de la formación derechista y laica Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, que hasta ahora ha reiterado su decisión de apoyar solo un gobierno de unidad pero que con sus ocho escaños podría también permitir a Gantz encabezar una coalición que, sin embargo, necesitaría también el apoyo de los partidos árabes, tradicionalmente excluidos de pactos de gobierno.

De hecho, esta es la mayor acusación que Netanyahu hace a su rival: que pretenda gobernar con el apoyo de la población árabe israelí, que supone el 20% del país pero en términos políticos está generalmente aislada.

Recientemente, publicó un mensaje en su página de Facebook en el que decía que el único gobierno que se puede formar es uno "fundado en la cooperación real entre todos los partidos que creen en el Estado de Israel como un estado judío y democrático".

"Gantz rechaza la unidad. Gantz, (Yair) Lapid (segundo en su lista) y Lieberman rechazan comprometerse a no formar un gobierno minoritario que dependa del apoyo de la Lista Unida árabe", decía, en una nota en la que recordaba que el diputado árabe Ahmed Tibi fue asesor del histórico líder palestino, Yaser Arafat, y que rechaza reconocer al movimiento islamista palestino Hamás como organización terrorista.

Israel, aseguraba, no puede luchar contra el terrorismo, ni contra Irán ni (la milicia chií libanesa) Hizbulá si su ejecutivo depende de apoyo árabe, decía, y advertía de un grave riesgo para la seguridad del país si esto sucedía.

Ahora tendrá otra oportunidad para impedirlo, aceptando entrar en un gobierno de unidad. Pero esta vez será Gantz quien lidere las negociaciones.