Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Estados Unidos-China

La tecnología 5G: la verdadera guerra entre EE UU y China

Más allá del conflicto por Huawei, el desarrollo chino del 5G inquieta por su posible vinculación a fines de espionaje

Huawei no podrá incluir las actualizaciones de Android. Shutterstock

La decisión de Donald Trump de incluir a Huawei en la lista de empresas chinas con un veto para comerciar con Estados Unidos ha traído como consecuencia que Google deje de suministrar accesos y actualizaciones de su sistema operativo, Android, al fabricante asiático. Una decisión enmarcada dentro del conflicto económico entre Washington y Pekín y que, en realidad, es un ejemplo de un choque que va más allá de ese capítulo, con resonancias estratégicas y de seguridad. Y ahí entra en juego el futuro desarrollo de las autopistas 5G, que Estados Unidos tema que conduzcan a un expansionismo chino en todas las vertientes.

"Esto va a ser como una partida de ajedrez", dice Carles Garrigues, profesor de Informática, Multimedia y Comunicación de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC). A su juicio, el hecho de que Huawei no pueda incluir actualizaciones de Google "no va a provocar un impacto crítico" en el funcionamiento del móvil, aunque se prevé que, de manera progresiva, el teléfono corra el riesgo de quedarse obsoleto, con procesos internos más lentos, más consumo de batería y sin la posibilidad de descargar y renovar muchas aplicaciones incluidas en el catálogo de Android. Además, indica, en términos de usuario, "no hay grandes diferencias entre Huawei y otros dispositivos".

El presidente de EE UU, Donald Trump, saluda a su homólogo chino, Xi Jinping, en Pekín en 2017. Reuters

¿Qué consecuencias puede tener todo este conflicto para el sector de la telefonía móvil? Garrigues no está seguro de que acabe repercutiendo en el precio final del dispositivo que paga el usuario, porque considera que se abre un escenario en que se producirá una oferta de otras marcas y proveedores que equilibrarán el mercado. "A nadie le interesa el conflicto, ni a Huawei pero tampoco a Google. Supongo que habrá presiones para que se llegue a un acuerdo" indica.

"Huawei puede hacer sus sistema operativo propio, pero ¿de qué le va a servir si no puede incluir a Facebook, WhatsApp o Snapchat", se pregunta Carles Garrigues, profesor de Informática de la Oberta de Cataluña

Y es que los lazos económicos entre Washington y Pekín hacen a sus economías tan dependientes una de otra que a ninguno de los países les conviene tensar la cuerda. "Son dos gigantes unidos por el bolsillo. China es la mayor tenedora de deuda emitida por Estados Unidos y si Washington puede permitirse sus niveles de gasto es, en parte, a los bancos chinos", subraya Pedro Rodríguez, periodista y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas. Pero a ambos les interesa delimitar sus intereses en un contexto en el que tanto China como Rusia están cuestionando el orden internacional fijado tras el fin de la Guerra Fría. Pekín está desarrollando ese papel a través de un rol político basado en el autoritarismo y una apertura económica exitosa, añade Rodríguez.

Muchos analistas creen que el conflicto es una muestra más de una nueva Guerra Fría. Shutterstock

En su opinión, la clave está en la respuesta que pueda dar China al veto de Trump, ya que el país asiático dispone de una reserva de minerales estratégicos en las llamadas 'tierras raras' - con nombres como europio, gadolinio y neodimio - que son fundamentales para el desarrollo de los futuros dispositivos móviles. "China tiene ahí una supremacía y eso podría encarecer toda la electrónica del mundo. En este conflicto comercial entre Estados Unidos y China, al final el precio lo paga el consumidor", subraya.

Sin embargo, la tecnología de 'software' sigue siendo, sobre todo, un asunto de Estados Unidos. "Google es el principal fabricante de sistemas operativos. Huawei puede hacer el suyo propio, pero ¿de qué va a servirle si no puede incluir las aplicaciones de Facebook, WhatsApp, Snapchat o Spotify, que son firmas estadounidenses? Se quedaría únicamente en el mercado chino", resalta el profesor de la UOC. No obstante, aquí entra en juego una variable política. A China, destaca Pedro Rodríguez, no le interesa que esas aplicaciones entren en juego en la vida pública del país, controlada por el régimen. En resumen, un juego que deja de ser tal y comprende ramificaciones ideológicas y militares. "Lo que está ocurriendo entre Estados Unidos y China va más allá de un mero conflicto comercial. Es un enfrentamiento con distintos campos: el económico, el tecnológico y el geopolítico", explica este docente.

"Lo que ocurre entre EE UU y China va más allá de un mero conflicto de carácter comercial", dice Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas

Y aquí entra en aparición el desarrollo de la tecnología 5G, autopistas de voz y datos que prometen una velocidad muy superior a la que ofrece ahora el 4G. Carriles a través de la cual podrán fluir informaciones que afectan a la seguridad, las comunicaciones militares y el espionaje, pero también a la economía mundial y a la influencia de ideas que, en el caso chino, no se corresponden con los estándares democráticos de Occidente. El 5G multiplicará la capacidad de cobertura, permitirá la conducción de coches autónomos, el desarrollo de la Inteligencia Artificial, la circulación de datos en la nube, la reproducción de contenidos en realidad virtual y televisiones, además de otras muchas utilidades de carácter militar.

Desde que Deng Xiaoping introdujera la reforma capitalista en la economía china en los años 80, el país se convirtió en el gran productor mundial de bienes y artículos, aunque de poco valor añadido y de baja calidad. Eso ha cambiado en los últimos años, gracias a la progresiva implantación de tecnología en las empresas chinas de la mano del Gobierno. El 5G es un capítulo más de esa política. "En China no hay una separación entre los intereses de las empresas y los del Gobierno y conceptos como la confidencialidad y la privacidad digital están muy poco considerados. De ahí que exista la idea en determinados países de que el desarrollo mundial de las autopistas de 5G suponga una amenaza por espionaje", indica el profesor de la Universidad Pontificia Comillas. Países como Reino Unido y Alemania están desoyendo las presiones de Trump y están autorizando a Huawei a desplegar sus prototipos de redes 5G, con la condición de que no lo hagan en zonas y espacios "no estratégicos".

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats