La "nueva arma táctica guiada" probada el miércoles por Corea del Norte es un sistema de proyectiles para combate terrestre, según confirmó hoy a Efe un portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano.

La propaganda norcoreana anunció el jueves que el líder Kim Jong-un supervisó la prueba de una nueva arma táctica (armas de corto alcance diseñadas para ser usadas en escenarios de combate) de la que no aportó prácticamente más detalles.

Tras los análisis realizados, las Fuerzas Armadas surcoreanas han determinado que se trata de "un sistema de proyectiles propulsados para combate terrestre", según explicó el portavoz.

Por su parte, el secretario interino de Defensa estadounidense, Patrick Shanahan, ya dijo el jueves que en ningún caso se trató de un "misil balístico".

Los analistas creen que el proyectil disparado recorrió poca distancia a escasa altura, por lo que podría tratarse de un misil de crucero de corto alcance similar al Spike israelí, con un alcance de unos 20 kilómetros.

El uso de proyectiles de tan corto alcance por parte de Corea del Norte no supone una violación de las resoluciones aprobadas por Naciones Unidas contra el hermético país asiático como castigo por sus pruebas con armas de destrucción masiva como misiles balísticos intermedios o de alcance intercontinental, o bombas nucleares.

Ha sido la primera vez que Kim Jong-un ha supervisado un test de armamento desde el pasado noviembre, cuando la propaganda norcoreana también informó de que estuvo presente para las pruebas de otra arma táctica (probablemente un sistema de artillería) de la que tampoco se ofrecieron más detalles.

En todo caso, la prueba de un arma de corto alcance podría considerarse como un recordatorio para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que retomar los ensayos de misiles balísticos y nucleares (algo que Pionyang ha llegado a insinuar tras la fallida cumbre de Hanói de febrero), es una opción a mano.

El presidente estadounidense ha dicho varias veces que, pese al estancamiento de las actuales negociaciones para la desnuclearización norcoreana, se da momentáneamente por satisfecho con el hecho de que el régimen no haya probado un arma de destrucción masiva desde noviembre de 2017.

Tras la falta de acuerdo en Hanói, Pionyang está presionando a Washington para que rebaje sus exigencias de cara a poder negociar un desarme gradual que ayude a relajar las sanciones que pesan sobre el país y que estrangulan cada vez más su economía.