Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Separación entre Reino Unido y la UE

"Un Brexit sin acuerdo sería un absoluto caos"

Los expertos analizan los posibles escenarios a los que se enfrenta Reino Unido en un año en el que se hará efectivo su anunciado divorcio de la UE

Desde que el 23 de junio de 2016 se celebrara el referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, no se habla de otra cosa en el país británico. Con un ajustado porcentaje del 51,9% a favor de salir y un 48,1% en contra, David Cameron entonces y Theresa May ahora tratan de dirigir el timón de tan arriesgada maniobra. El año que acabamos de estrenar es crucial para el Brexit, puesto que según el calendario de la Unión Europea, es en 2019 cuando debe hacerse finalmente efectivo, ¿o tal vez ocurra todo lo contrario?

El plazo establecido por la UE para hacer efectivo este tormentoso divorcio, con la aprobación del acuerdo de salida o sin él, está a la vuelta de la esquina. "El próximo 29 de marzo es el momento en el que realmente se sabrá si ocurre una cosa, otra o una tercera", porque a lo mejor, "la posible falta de respaldo -el próximo 15 de enero en el Parlamento británico- al acuerdo de retirada pactado entre May y la UE, conduce a Reino Unido a solicitar un retraso en esta fecha", apunta Juan José Álvarez, secretario de Globernance, el Instituto para la Gobernanza Democrática, y experto independiente designado por la Comisión Europea para las áreas de libertad, seguridad y justicia.

El debate parlamentario que comienza hoy promete ser todo un culebrón en el que la Primera Ministra, líder del Partido Conservador, deberá persuadir a sus propios diputados para votar a favor del tratado de retirada. No obstante, según las encuestas, un 59% de los 'tories' se opone al acuerdo alcanzado por May. Y un 64% es partidario de una marcha sin pacto. ¿Pero qué ocurriría en estos posibles escenarios?

Escenario 1: Un Brexit con acuerdo

En opinión de los expertos, un Brexit con acuerdo a día de hoy es bastante complicado. No obstante, si así se produjera, podría ser una vía para "ampliar el periodo transitorio necesario para que el mercado británico absorba razonablemente su nuevo estatus", advierte Álvarez. Para la UE sería "un escenario fantástico, porque tendría a Reino Unido dentro y sin participar en la toma de decisiones, no pudiendo vetarlas, por lo tanto los presupuestos europeos y otra serie de cuestiones saldrían adelante con mayor facilidad", explica.

Precisamente, lo que más disgusta del pacto en tierras británicas es que "prevé un periodo transitorio prorrogable en el que al menos durante año y medio Reino Unido continuaría estando dentro de la UE, sujeto a las directivas y reglamentos que apruebe la unión y a las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo pero sin tener ni voz ni voto", destaca este catedrático de Derecho Internacional Privado de la Universidad del País Vasco. "Sólo oír esto hiere algo más que el orgullo, pero aunque los británicos están pensando con el corazón, lo hacen sobre todo con el bolsillo", señala.

Escenario 2: Un Brexit sin acuerdo

Si finalmente el Parlamento británico dice no a "ese mal acuerdo" pero "el único posible", subraya este experto, daría pie a "un absoluto caos". A veces "generar un problema mayor es la solución", indica. Con un Brexit abrupto, pronostica, "los mercados van a actuar, porque un divorcio contencioso, sin juez y sin árbitro que medie en el mismo, les da pavor y estoy convencido de que provocaría algo catártico en la política británica". Abandonar la UE sin acuerdo conllevaría a Reino Unido "retrotraerse mucho más atrás que a 1974, cuando entraron, y generaría unas fricciones desde el punto de vista macro y micro económico tremendas desde todos los puntos de vista para una economía basada y anclada en los servicios", sentencia.

En su opinión, si no se aprueba el acuerdo de salida no cabe la posibilidad de pactar con la UE otra hoja de ruta. "No hay una posible renegociación. Eso se lo han trasladado por activa y por pasiva todos los dirigentes europeos con los que ha estado Theresa May y se ha dado cuenta de que esto no va de lo que hizo David Cameron cuando arrancó el proceso al ir a una Europa dócil, que le concedió cosas que eran una barbaridad, como decirles que podíamos avanzar sin integrarnos más o que podían tener el derecho de veto a las decisiones que tomáramos en la zona euro cuando éstas perjudicaran a los británicos. A todo eso les dijimos que sí y a pesar de eso el pueblo británico soberanamente votó que sí a salir de la UE", rememora Álvarez.

Escenario 3: Segundo referéndum

Ante la posibilidad de convocar un segundo referéndum, Álvarez lo ve difícil, puesto que "hay un punto de orgullo 'british' muy singular y que hay que entender en su idiosincrasia como sociedad". No obstante, podría erigirse como la vía intermedia. "¿Por qué no someter a referéndum ese malísimo acuerdo según muchos británicos y muchos parlamentarios?", pregunta. En la prensa británica dudan de la eficacia de someter a referéndum un texto legal de más de mil páginas, pero recuerda que ya se sometió a sufragio popular el Tratado de Lisboa. "Ahora acaban de someter a referéndum, a democracia directa de sí o no, del maniqueísmo de los buenos y los malos, una cuestión que no tenía una sola línea escrita y que ahora se percibe como catártica para el día a día de la ciudadanía", critica. Los problemas económicos y las fricciones internas con Escocia e Irlanda del Norte que se derivarían de esta decisión justificarían, en su opinión, "dar de nuevo la palabra al pueblo".

No obstante, los laboristas, el principal partido de la oposición, y su líder, Jeremy Corbyn, se encuentran agazapados en un segundo plano. "Corbyn se pone de perfil políticamente, no adopta la iniciativa de un segundo referéndum porque cree que eso podría parecer desleal a la decisión tomada por el pueblo británico", explica, frente a lo cual Álvarez se muestra crítico: "No volver a dar la palabra al pueblo británico me parece un error histórico por falta de audacia política". Tal vez haya que esperar a ver el borde del precipicio para que se plantee una nueva consulta en la que el pueblo británico vote con la información en la mano.

Escenario 4: Marcha atrás

Pero en medio de esta vorágine, ¿sería plausible resetear? El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha respondido afirmativamente a la pregunta formulada sobre si el artículo 50 del Tratado de Lisboa posibilita la revocabilidad del Brexit. "Efectivamente, se puede dar marcha atrás. No tiene eficacia jurídica hasta que quien ha anunciado que se va a ir no lo ratifique. Si no se materializa, no genera efectos frente a terceros ni para ese país y esa decisión recae en la soberanía única y exclusiva de quien lo anunció, no se puede vetar", detalla este experto. En los círculos intelectuales británicos esta posibilidad de paralizar el proceso ha generado una corriente partidaria de reflexionar antes de tomar una decisión tan drástica.

Graves consecuencias

A día de hoy, los mercados todavía están dudando sobre cómo actuar en función de cómo evolucione el proceso. "Sería una crisis de proporciones tectónicas desde el punto de vista económico, muy complejo desde el punto de vista jurídico y con repercusiones políticas también muy potentes. Una escisión lamentable y malísima para Europa pero mucho peor para el Reino Unido", asegura este experto. Se produciría una situación de bloqueo tal que afectaría todos y cada uno de los sectores del país. "Se está jugando con las nóminas, las pensiones de la gente, la seguridad de los depósitos bancarios... Si no hay acuerdo, cualquier sociedad mercantil que continúe el 30 de marzo con sede en Reino Unido dejará de ser empresa europea. Las sentencias dictadas en Reino Unido no se podrán ejecutar en el resto de Europa, ni al revés. Tampoco podría negociar los convenios que la UE tiene suscritos en materia comercial", con lo cual la pérdida de oportunidades sería enorme en todos los ámbitos, resume.

Sin acuerdo sería "el caos" para Reino Unido, pero "a lo mejor ese caos es la única manera de que la sensatez, con todo el cariño y el respeto al pueblo británico, se imponga y se pida reformular una cuestión tan compleja de la que no se dieron los datos de lo que iba a suponer pero de la que ahora se adivinan las consecuencias que provocaría", subraya. Porque al no contar con precedentes tendría lugar una "discontinuidad" histórica, "más difícil de gobernar que una guerra, una postguerra o una descolonización, porque el 'post' siempre ha tenido un orden preestablecido para la sucesión del nuevo Estado hasta que adquiere sus bases de funcionamiento, pero aquí no hay un tribunal que pueda mediar, es la selva".

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats