E l dolor y la consternación han dado paso a una ola de alarma y miedo entre la sociedad de Estados Unidos, tras difundirse que el asesino de la Universidad Tecnológica de Virginia, Cho Seung-Hui, se dio tiempo para enviar por correo las razones que lo llevaron a matar a 32 personas antes de suicidarse el lunes pasado.

Cho Seung-Hui, primero mató a dos personas en los dormitorios de esa universidad y dos horas después dio muerte a 30 más en un edificio de aulas del mismo claustro educativo antes de suicidarse. Entre uno y otro incidente acudió a una oficina de correo de la localidad de Blacksburg y envió un paquete a la cadena de televisión «NBC News» con fotografías, vídeos en los que se muestra armado, y un manifiesto en el que evidencia su odio hacia las autoridades universitarias y la sociedad estadounidense. Esas imágenes se difundieron en internet y en los canales de televisión del país, profundizando el impacto que causó la matanza, la más grave de este tipo en la historia de EE UU.

«Tuvieron miles de millones de oportunidades y formas de haber evitado esto de hoy», señala Cho. «Han decidido derramar mi sangre. Me arrinconaron y dejaron una sola opción. La decisión fue de ustedes. Ahora tienen sangre en las manos que nunca podrán lavar», agrega.

Cho, cuyo comportamiento había levantado sospechas entre los miembros de la universidad desde hace más de un año, envió a la cadena de televisión mencionada 43 fotografías suyas.

En once de ellas se exhibe blandiendo armas, en algunas sonríe, en otras muestra gestos agresivos o apunta un arma a su cabeza, y en sus palabras sugiere haber sido víctima de burlas.

«Vandalizaron mi corazón, violaron mi alma y quemaron mi conciencia. Pensaron que era la vida de un muchacho patético la que estaban extinguiendo. Muero como Jesucristo, para inspirar a generaciones de débiles e indefensos», señala. Cho también se refiere a «mártires como Erick y Dylan», los dos estudiantes (Eric Harris y Dylan Klebold); que el 20 de abril de 1999 ingresaron en su escuela de Columbine (Colorado); y mataron a doce estudiantes y un profesor y después se quitaron la vida.

El paquete enviado a NBC confirma las hipótesis policiales de que Cho actuó solo, ya que explicó sus motivaciones y dilucidó uno de los misterios que las autoridades no habían podido resolver: ¿dónde estuvo entre uno y otro incidente . Según NBC, Cho envió el paquete para entregar al día siguiente, pero se recibió el miércoles porque equivocó el código postal de la cadena de televisión en Nueva York.

La Universidad Tecnológica de Virginia vivió el miércoles una nueva jornada de temor tras recibirse una denuncia de actividades sospechosas que fue una falsa alarma.

En la Universidad de California, y en la Universidad de Minnesota, lo que obligó a evacuar a centenares de estudiantes. En Columbia, Missouri, dos escuelas fueron cerradas tras un tiroteo entre los ocupantes de dos automóviles que se desplazaban en las cercanías. En la escuela secundaria de Murrieta (California);, en la Universidad estatal de San Diego, en Denver (Colorado);, y en la localidad de Lawrenceville (Nueva Jersey);, también se registraron amenazas.

Ayer, un portavoz de la cadena de televisión NBC, aseguró que debatió durante horas si debían publicar el material enviado por Cho. Después de mandar todos los documentos originales a las autoridades federales, el presidente de la sección de noticias de la cadena NBC, Steve Capus, admitió que fue «muy duro» decidir qué parte del material podía ser expuesto al público. «Intentamos ser lo más respetuosos posible con las familias involucradas y con la investigación en curso», declaró Capus, según recogía ayer el diario «The Washington Post».

Ayer mismo, el jefe de la Policía de Virginia, coronel W. Steven Flaherty, dijo que los actos amenazantes de Cho Seung Hui no hubieran justificado su expulsión de la Universidad Politécnica de Virginia y aludió a la existencia de leyes que impidieron imponer un tratamiento psiquiátrico al estudiante .

Cho Seung-Hui, creció en una familia surcoreana, «retraída pero cortés», que eligió Centreville «para buscar una vida mejor». La familia Cho llegó a Estados Unidos en 1992, dispuesta a mejorar y, como es muy habitual en las familias asiáticas que emigran a EE UU, decidida a dar a sus hijos una buena educación.

Mientras, la comunidad coreana de EE UU teme represalias sociales contra ellos al compartir la nacionalidad con Cho.