El holandés Frans Timmermans, proclamado este sábado como candidato a la Comisión Europea (CE) de la familia socialdemócrata europea, es el actual número dos del presidente Jean-Claude Juncker, así como el garante en Bruselas de los valores europeístas, cuestionados por la emergente extrema derecha.

Timmermans, del partido laborista PvdA y nacido en Maastricht hace 57 años, es desde 2014 el vicepresidente primero de la Comisión Europea, por lo que conoce de primera mano la política comunitaria, igual que su principal oponente a asumir el puesto de líder del Ejecutivo comunitario, el alemán Manfred Weber, al frente del grupo popular en la Eurocámara.

Timmermans tiene también amplia experiencia en la política holandesa y llegó a ser ministro de Exteriores tras ocupar un escaño en el Parlamento de La Haya. Vicepresidente primero de la CE, varias fuentes cercanas apuntan al gran papel que juega Timmermans incluso como presidente en funciones y por la querencia por delegar de Juncker, aquejado de ciática.

De Timmermans, Juncker ha dicho en multitud de ocasiones que es su "mano derecha" y su "paladín" para la defensa de la legalidad y en cuestiones de regulación. Además de neerlandés, habla francés, alemán, inglés, ruso e italiano.

Timmermans ha contado desde el principio con avales como el de los socialdemócratas alemanes o el PSOE español. La líder del Partido Socialista español (PSOE) en la Eurocámara, Iratxe García, destacó en declaraciones a Efe que Timmermans "tiene el perfil adecuado para ser el candidato en las elecciones europeas" al ser "el garante de los tratados europeos" y haber trabajado "en todo lo relativo a los derechos y valores de la UE".

Desde la retirada hace unos días del otro aspirante, el eslovaco Maros Sefcovic, también le apoyan los miembros de los países del este del partido socialdemócrata europeo (PES, en inglés). La próxima legislatura europea no será sencilla para la socialdemocracia europea al otorgarle las encuestas algo menos de representación en la Eurocámara, entre otros factores por la salida del grupo de los laboristas británicos tras el brexit.

El trabajo del titular de Derechos Fundamentales de la Comisión Europea ha sido clave en las investigaciones de Bruselas a las reformas del Estado de derecho y la separación de poderes en países como Hungría, Polonia o Rumanía.

Ese papel, que eleva su altura política para algunos, también puede ser un handicap a la hora de obtener la necesaria luz verde de los Gobiernos europeos, así como de los eurodiputados de los países del este, entre otros.

Quizá por ser consciente y conocedor de los populismos que acechan al proyecto comunitario, Timmermans ha dicho en varias ocasiones en las últimas semanas que las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019 serán "una batalla por el alma misma de Europa". "Estas son las primeras elecciones europeas que no son sobre estar un poco hacia la derecha o hacia la izquierda sino, sobre todo, ¿vamos a tener Unión Europea en el futuro?", afirmó en una entrevista.

Convencido europeísta, defiende que la Unión es la mejor fórmula contra el aislacionismo proteccionista que pregonan potencias como EEUU o China. Defensor de la apertura de fronteras a los refugiados, el mercado y el comercio libres, Timmermans es fiel a la tradición de moderación de su partido holandés.

Cercano a políticas por las que aboga el presidente francés Emmanuel Macron, como una fiscalidad más justa para las multinacionales, es también partidario de las políticas económicas holandesas, esto es, respetar los límites de deuda y déficit.

Por otro lado, Timmermans tuvo un papel protagonista tras el 1 de octubre de 2017, cuando se celebró un debate sobre Constitución y legalidad en la Eurocámara por el desafío independentista en la región española de Cataluña.

Aquel 4 de octubre, Timmermans llamó a "olvidar" el enfrentamiento y apostar por el diálogo para resolver la situación. El número dos del Ejecutivo comunitario subrayó que el referéndum había sido ilegal, aunque eso no quitaba que las imágenes que dejó para el recuerdo "fueran horribles". El político holandés se ha casado en dos ocasiones y tiene cuatro hijos en total.