Los huesos humanos encontrados en la embajada del Vaticano en Roma pertenecen a un hombre que murió hace más de 50 años, según han señalado fuentes judiciales, disipando la especulación de que podrían resolver uno de los misterios más perdurables de Italia: la desaparición de la década de 1980 de dos chicas adolescentes.

Un esqueleto casi completo y otros fragmentos de huesos fueron descubiertos el mes pasado durante el trabajo en un anexo al imponente complejo de la embajada de la Santa Sede cerca del famoso museo de Villa Borghese en Roma.

El descubrimiento provocó historias en los medios de comunicación que sugerían que los restos podrían pertenecer a Emanuela Orlandi, la hija de 15 años de una empleada del Vaticano que desapareció en 1983.

Sin embargo, fuentes judiciales confirman que las pruebas de ADN mostraron que los huesos eran masculinos, mientras que la datación por carbono mostró que eran anteriores a 1964.

La desaparición de Orlandi se relacionó inicialmente con un posible intento de personas desconocidas para obtener la libertad de Mehmet Ali Agca, el pistolero turco que le disparó al Papa Juan Pablo II en 1981 y que cumplía una sentencia de cadena perpetua en una cárcel italiana.

En 2005, un interlocutor anónimo de un programa de televisión dijo que el secreto de su secuestro fue enterrado junto con Enrico 'Renatino' De Pedis, un mafioso que fue dirigente de la 'Magliana', que aterrorizó Roma en los años ochenta.

La policía finalmente abrió su tumba en una basílica de Roma en 2012 en busca de pistas, pero no encontró nada. Por su parte, un exorcista del Vaticano, Gabriele Amorth, relató también que había descubierto durante su trabajo de exorcismo que había sido secuestrada por personas del Vaticano y utilizada como esclava sexual.