El Gobierno de EE.UU. sancionó este jueves a 17 saudíes relacionados con la muerte del periodista Jamal Khashoggi, desaparecido el 2 de octubre tras entrar en el consulado de su país en Estambul, entre ellos a Saud al Qahtani, uno de los principales asesores del príncipe heredero Mohamed bin Salman.

El Departamento del Tesoro estadounidense aseguró en un comunicado que todos "formaron parte de los planes y la ejecución" de la operación que terminó con el asesinato de Khashoggi, un periodista crítico con las autoridades saudíes.

Entre los sancionados se encuentra el cónsul general de Arabia Saudí en Estambul, Mohamed Alotaibi, que presuntamente desempeñó también un papel en la muerte del periodista, además de 15 personas que integraron el equipo que asesinó a Khashoggi.

Estas sanciones llegan después de que el fiscal general de Arabia Saudí, Saud al Moyeb, anunciase hoy la petición de pena de muerte para cinco personas acusadas de su asesinato y que ha presentado cargos contra otros seis.

Asimismo, el fiscal saudí aseguró en una rueda de prensa en Riad que el príncipe heredero no estaba al tanto del crimen.

Al Moyeb explicó los resultados de una investigación en la que se determinó que Khashoggi murió tras una pelea en el Consulado de Estambul al ser inyectado con una gran cantidad de un somnífero que acabó con su vida y que su cuerpo fue troceado y entregado a "un colaborador turco".

Según el fiscal, Arabia Saudí ha solicitado más informaciones a las autoridades turcas para proseguir las investigaciones.

Entre otros detalles, ha solicitado que Ankara le entregue el teléfono móvil de Khashoggi, las grabaciones de audio realizadas dentro del consulado y las de vídeo tomadas en los alrededores del edificio, así como los testimonios de testigos recogidos por la Policía turca.

Las sanciones impuestas hoy por EE.UU. contemplan el bloqueo de cualquier activo que tengan esas personas en territorio estadounidense y la prohibición de las transacciones con empresas o personas en ese país.

Khashoggi, exiliado desde 2017 en Washington, desapareció el 2 de octubre tras entrar en el consulado de Arabia Saudí en Estambul.

El presidente estadounidense, Donald Trump, que en un principio se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que la Corona saudí hubiera estado implicada en los hechos, dijo después que su Gobierno adoptaría la "respuesta" necesaria contra los culpables de la desaparición del periodista.