Decenas de inmigrantes venezolanos que han huido de la grave crisis económica en su país continúan cruzando las fronteras hacia Brasil, Colombia, Ecuador o Perú, en busca de mejores condiciones de vida, e impulsados por la grave crisis que afecta a su país, con elevada escasez de alimentos, productos básicos y medicinas.

Muchas de ellos desafiaron este domingo las nuevas reglas que exigen la presentación de un pasaporte válido para cruzar la frontera desde Colombia hacia Ecuador, sin que las autoridades por ahora parezcan haber puesto pegas.

"Ya no hay plata (...) Solo queremos seguir adelante y empezar a vivir de nuevo", cuenta Mayerly Isaguirre, sin aliento tras arrastrar sus pertenencias por la empinada colina en la frontera ecuatoriana.

La maestra de escuela primaria, de 37 años, viaja con su novio y había planeado cruzar legalmente con su tarjeta de identificación nacional venezolana para buscar trabajo en Perú, donde otros miembros de su familia llegaron con éxito hace semanas. Pero fueron detenidos por la nueva regulación.

El Gobierno de Perú anunció medidas migratorias similares a las de Ecuador el viernes, y los requisitos de pasaporte para los venezolanos entrarán en vigor el 25 de agosto.

En Brasil, el flujo de inmigrantes venezolanos se redujo este domingo tras choques con residentes de una ciudad brasileña fronteriza con Venezuela que obligaron al gobierno del presidente Michel Temer a enviar tropas a la zona.

El flujo de venezolanos hacia Brasil disminuyó este domingo luego de un día de tensión cuando residentes de Pacaraima atacaron dos campamentos de inmigrantes forzándolos a volver a su país.

Pacaraima, con 12.000 habitantes, ha sentido el impacto de la ola migratoria en los últimos tres años con un aumento de 10% de la población, la mayoría en situación de calle.

Brasil no es el principal destino elegido por los venezolanos, pero es uno de los pocos países en la región que no les exige pasaporte para ingresar.

Los incidentes del sábado se desataron tras el asalto a un comerciante que resultó herido. Los habitantes de Pacaraima culparon a los venezolanos y en represalia los persiguieron hasta la línea divisoria.

"Fue terrible, quemaron las carpas y todo lo que había adentro", contó a la AFP Carol Marcano, una venezolana que estaba en la frontera. "Hubo tiros, quemaban cauchos", contó.

Las tensiones están aumentando en América Latina por esta ola migratoria de ciudadanos que dejan la Venezuela gobernada por Nicolás Maduro.

Ecuador, que se declaró en estado de "emergencia migratoria", comenzó el sábado a exigirles pasaporte para ingresar al país, un documento difícil de conseguir en Venezuela, en lugar de simplemente la cédula de identidad, como era hasta ahora.

Perú, que se estima ha recibido unos 385.000 venezolanos en el último año, empezará a aplicar la misma medida el 25 de agosto.

Colombia, que ha dado residencia temporal a más de 800.000 nacionales del vecino país, teme que miles de venezolanos queden varados en su territorio por los controles fronterizos de Ecuador. Se estima que unas 3.000 personas cruzan todos los días de Colombia a Ecuador por la ciudad fronteriza de Rumichaca.

Argentina aplicará desde setiembre un contralor más estricto de los inmigrantes, dijo en Buenos Aires el director del departamento de Migraciones Horacio García.

Nuevas medidas de Maduro

Nuevos billetes que restan cinco ceros al bolívar entran en vigencia este lunes en Venezuela, primera medida de un cuestionado plan de reformas del presidente Nicolás Maduro ante una devastadora crisis que forzó a millones a abandonar el país.

Ganados por la incertidumbre, muchos comercios cerraron el fin de semana en Caracas y otras ciudades, tras días de compras nerviosas hasta donde aguantó el bolsillo, golpeado por una hiperinflación proyectada en 1.000.000% para 2018 por el FMI, y largas filas en gasolineras ante un anunciado aumento de los precios.

Maduro, confrontado a un enorme rechazo popular, sostiene que la emisión de nuevos billetes será el punto de partida para un "gran cambio". La mayor denominación será de 500 bolívares (unos siete dólares en el mercado negro de divisas).

Sin embargo, especialistas consideran inviable el programa, que incluye un aumento del salario mínimo de casi 3.500% a partir del 1 de septiembre, un nuevo sistema cambiario que empezaría con una macrodevaluación y alzas del combustible y los impuestos.

Con una industria petrolera en picada y sin financiamiento internacional, el acceso a recursos frescos luce inviable. La producción de crudo -fuente de 96% de los ingresos- se derrumbó de 3,2 millones de barriles diarios en 2008 a 1,4 millones en julio pasado, mientras el déficit fiscal roza 20% del PIB, según consultoras privadas.