Los 12 niños y su entrenador de fútbolatrapados en una cueva de Tailandia gozan de "buena salud" pero tienen escasas posibilidades de ser evacuados este miércoles. Los socorristas tratan de reducir el nivel del agua antes de las lluvias previstas el viernes.

El gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Osottanakorn, que dirige la célula de rescate, dijo que una evacuación este mismo miércoles sería "difícil", ya que el nivel del agua es elevado, pese al importante sistema de bombeo instalado.

Gracias a ese sistema "el agua baja un centímetro por hora, lo que no está mal dado el tamaño de la gruta", explicó.

"Será difícil evacuarlos hoy" (miércoles) dijo no obstante el gobernador, y se negó a hacer especulaciones sobre la fecha de evacuación.

"Debemos estar seguros a 100%" en el momento de decidir la evacuación, que podría hacerse en varios grupos de niños, agregó.

La operación de evacuación será complicada y los socorristas ya advirtieron que no se precipitarían a la hora de realizarla, pues el camino de vuelta recorre varios kilómetros por zonas angostas y etapas difíciles bajo el agua.

"Buena salud"

La marina tailandesa publicó este miércoles un nuevo video de los niños.

"Tras haber comido, todos fueron examinados por un médico militar", precisó la marina, sin detallar, de momento, qué día podrían ser evacuados.

En este video, grabado el martes, aparecen 11 niños saludando, diciendo su nombre y luego "estoy bien de salud". La marina no explicó porqué el duodécimo niño no grabó el mensaje ni tampoco el entrenador, de 25 años.

Ya empezaron a ser entrenados para bucear y esta primera confirmación de su buen estado de salud hizo augurar una evacuación relativamente próxima.

"Estoy tan feliz", reaccionó, llorando, la madre de uno de los chicos, Bew, al ver el video, proyectado por los socorristas en una pantalla bajo una tienda, no muy lejos de la entrada de la cueva, donde las familias esperan que sus hijos sean evacuados.

"Está delgado", señaló no obstante, tras ver el mensaje de su hijo.

A la caída de la noche, un monje célebre en todo el país fue autorizado a franquear la entrada de la gruta. Rodeado por miembros de las familias de los niños, rezó por el fin de su sufrimiento.

Los niños, de entre 11 y 16 años, fueron encontrados el lunes por la noche junto a su entrenador por buzos británicos que participaban en esta gran operación internacional, "sanos y salvos", a más de cuatro kilómetros en el interior de la galería.

El grupo estaba concentrado en un saliente situado en los meandros de la cueva, situada en la frontera con Birmania y Laos, donde se quedaron atrapados por la subida de las aguas.

En el primer video en el que aparecían, publicado el lunes por la noche, se les veía demacrados pero dando las "gracias" a los buzos británicos, los primeros hombres que vieron en nueve días. Las imágenes fueron muy compartidas en redes sociales y visionadas por millones de personas.

Fue una madre la que dio la voz de alarma el sábado, al ver que su hijo no regresaba del entrenamiento. Los objetos de los niños --bicicletas y zapatos-- fueron encontrados horas después a la entrada de la cueva.

Podrían haber decidido ir a explorar juntos la cueva, que conocían bien, o haber querido protegerse de la lluvia, pues es la temporada del monzón.

Los parientes se preguntan también si el equipo no habría tenido la idea de festejar el cumpleaños de uno de ellos, quien cumplía 16 años ese sábado.

Precisamente, la familia de Pheeraphat, nombre del chico, guardó una tarta en la nevera para poder festejar su aniversario a su regreso.

"La tarta está en la nevera. La guardo aquí para darle una sorpresa" cuando vuelva, explicó Phunphatsa Sompiengjai, hermana del niño, al que llaman por su apodo, "Night",

Se enviaron equipos de buceo, víveres y medicamentos.

Entretanto, con la ayuda de especialistas japoneses, los socorristas siguen bombeando el máximo de agua de la cueva para facilitar su salida.

Se movilizaron decenas de buzos para esta operación, con equipos llegados desde Australia, Gran Bretaña, Japón, China y una treintena de soldados estadounidenses, que ayudaron al millar de socorristas tailandeses implicados en las labores de rescate.