Un informe de una comisión oficial de Reino Unido ha calificado de "imperdonable" la actitud de las autoridades británicas frente a las torturas cometidas sobre los sospechosos detenidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, habida cuenta de que "sin duda alguna" Londres era consciente de lo que podía estar ocurriendo.

La Comisión de Inteligencia y Seguridad ha concluido que Reino Unido siguió suministrando información en 232 casos en los que era consciente, o al menos sospechaba, que se estaban cometiendo malos tratos contra detenidos, si bien no ha detectado una política oficial deliberada para pasar por alto estos supuestos abusos.

Así, los investigadores no se han creído la versión oficial sobre la posibilidad de que se tratase de "incidentes aislados", en la medida en que consideran "difícil de entender" que los responsables de Inteligencia "no reconociesen el patrón de malos tratos de Estados Unidos.

El informe no tiene constancia de ningún "maltrato directo" cometido por los servicios británicos, pero sí de 13 casos en los que los espías de Reino Unido fueron testigos de los abusos cometidos por otra parte.

Además, en 28 casos las agencias de Inteligencia de Reino Unido sugirieron, planearon o se mostraron de acuerdo con los traslado de sospechosos a terceros países para interrogatorios e incluso en tres de ellos se contribuyó económicamente a llevar a cabo estas operaciones, llevadas a cabo sin cobertura legal.

"En nuestra opinión, Reino Unido toleró cosas e hizo otras, lo que nos parece imperdonable", ha criticado el presidente de la comisión, Dominic Grieve, según la radiotelevisión pública BBC.