El Consejo de Seguridad de la ONU condenó este viernes de forma unánime el último lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte, pero no busca por ahora nuevas sanciones, tras haber adoptado recientemente duros castigos.

Los quince miembros del Consejo se reunieron de urgencia en una sesión a puerta cerrada para analizar la última prueba balística de Pyongyang, que en las últimas horas lanzó un proyectil que sobrevoló el norte de Japón y cayó en aguas del Pacífico.

El máximo órgano de decisión de Naciones Unidas condenó en un comunicado el ensayo, calificándolo como "altamente provocador", y subrayó que todos los países deben aplicar de forma "completa" e "inmediata" las medidas contra Pyongyang aprobadas por la ONU.

Por ahora, a cada resolución adoptada por el Consejo de Seguridad han seguido nuevas pruebas norcoreanas.

La última llegó solo cuatro días después de que el Consejo impusiera una nueva batería de sanciones económicas contra el Gobierno de Pyongyang en respuesta a su último ensayo nuclear, el pasado 3 de septiembre.

"Estamos en un círculo vicioso", lamentó hoy el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, quien consideró que quizás ha llegado el momento de buscar otros enfoques.

Rusia, junto con China, defiende una propuesta según la cual Corea del Norte interrumpiría sus pruebas armamentísticas a cambio de que EE.UU. y Corea del Sur suspendan sus ejercicios militares, todo con el objetivo de facilitar una negociación.

Sin embargo, las partes se han negado hasta ahora a dar ese paso y, en su lugar, han optado durante este verano por elevar el tono y utilizar una retórica de confrontación.

Estados Unidos reiteró que la "opción militar" sigue sobre la mesa, para responder a Corea del Norte, aunque dejó claro que no es la preferible.

"Existe una opción militar. Ahora, eso no es lo que preferiríamos hacer", dijo H.R. McMaster, asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense, Donald Trump, en una rueda de prensa en la Casa Blanca junto a la embajadora ante la ONU, Nikki Haley.

Tras el último misil, el Gobierno estadounidense urgió a todos los países a aplicar a fondo las sanciones internacionales y a ir más allá y adoptar medidas propias.

En un comunicado, el secretario de Estado, Rex Tillerson, hizo un llamamiento específico a China y Rusia, dos de los países que mantienen más vínculos con Corea del Norte.

En respuesta, el embajador ruso ante la ONU dijo hoy que su país cumple estrictamente con las resoluciones del Consejo de Seguridad y pidió a EE.UU. que cumpla con los llamamientos a una solución diplomática que se incluyen en esos textos.

El comunicado pactado hoy por los quince miembros del Consejo de Seguridad considera de "vital importancia" que Corea del Norte muestre "inmediatamente un compromiso sincero con la desnuclearización de la península coreana con acciones concretas", y subraya la importancia de trabajar para "reducir la tensión" en la zona.

En ese sentido, el Consejo reiteró su apuesta por una solución pacífica y diplomática a la crisis y agradeció los esfuerzos de varios países en ese sentido.

La cuestión norcoreana estará la próxima semana en el centro de las reuniones que mantendrán en Nueva York los líderes mundiales en el marco de la Asamblea General de la ONU.

Varios diplomáticos confiaron hoy en que de las conversaciones pueda salir algún avance, a pesar de que las posturas de la mayoría de actores se mantienen muy firmes.

El ministro de Exteriores norcoreano, Ri Yong-ho, estará presente en la Asamblea General y tiene previsto reunirse con el secretario general de la ONU, António Guterres.

El político portugués podría buscar algún esfuerzo de mediación, tras haber rechazado repetidamente una acción militar contra Corea del Norte por las consecuencias catastróficas que seguramente tendría.

Japón, que vio cómo el último misil norcoreano volvía a sobrevolar su territorio, subrayó hoy en la ONU que las acciones de Pyongyang suponen una amenaza no sólo para los países de la zona, sino para todo el mundo.