El presidente de EEUU, Donald Trump, defendió este domingo su polémico veto temporal a la entrada de refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, pese a la ola de protestas que ha provocado dentro y fuera del país norteamericano.

En su primera semana desde que juró el cargo el pasado 20 de enero, Trump ha causado una enorme controversia y ha soliviantado a medio mundo con la orden ejecutiva que firmó este viernes como herramienta para luchar contra el terrorismo yihadista.

El decreto suspende el ingreso en EEUU de todos los refugiados durante 120 días y la concesión durante 90 días de visados a siete países de mayoría musulmana con historial terrorista -Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán- hasta que se establezcan nuevos mecanismos de vigilancia más estrictos.

Pese al aluvión de críticas de líderes internacionales, legisladores demócratas y republicanos (el partido de Trump), y los fallos adversos de varios jueces federales, ni el presidente ni su Administración mostraron este domingo signo alguno de dar marcha atrás.

"Nuestro país necesita fronteras sólidas y una vigilancia extrema, AHORA. Miren lo que está sucediendo en toda Europa y, ciertamente, en el mundo - ¡un lío terrible!", escribió Trump en un mensaje publicado en su cuenta personal en la red social Twitter.

"Los cristianos en Oriente Medio han sido ejecutados en grandes cantidades. ¡No podemos permitir que este horror continúe!", agregó Trump, en una aparente alusión a los crímenes cometidos por grupos yihadistas como el Estado Islámico (EI).

El veto provisional generó este sábado una gran confusión e indignación en aeropuertos del todo el mundo, mientras numerosos viajeros veían bloqueado su acceso a territorio estadounidense y entre 100 y 200 pasajeros -según la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU)- eran retenidos a su llegada a EEUU.

La medida desató la ira de manifestantes que se congregaron el sábado en decenas de aeropuertos de todo el país, con pancartas en las que se leían consignas "Refugiados, bienvenidos" o "Yo amo a mis vecinos musulmanes".

Protestas por todo el país

Las protestas continuaron este domingo en importantes ciudades de EEUU, como la capital, Washington, donde varios miles de personas expresaron su repulsa ante la Casa Blanca.

Una jueza federal bloqueó a última hora del sábado parte del polémico veto en respuesta a una demanda de la ACLU contra la orden ejecutiva de Trump, que cuestiona su constitucionalidad.

La jueza Ann M. Donnelly, del Tribunal del Distrito Federal de Brooklyn (Nueva York), resolvió que los refugiados u otras personas afectadas por la medida, y que llegaron a aeropuertos de EEUU tras emitirse el decreto, no pueden ser deportados a sus países.

Tras el dictamen de la magistrada, jueces federales en Alexandria (Virginia), Seattle (Washington) y Boston (Massachusetts) adoptaron decisiones similares.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) insistió hoy en que aplicará la orden de Trump, pero aseguró que "cumplirá los mandatos judiciales".

El decreto del magnate se topó con el rechazo de los legisladores demócratas, como el líder de la minoría de ese partido en el Senado, Charles Schumer, quien exigió a Trump "revertir" el "miserable" veto y adelantó que evaluará medidas legislativas para frenar la orden.

"Eso no es lo que somos nosotros", escribió en su cuenta Twitter Hillary Clinton, la rival demócrata a la que el multimillonario venció en las elecciones presidenciales de noviembre pasado, al dar su apoyo a quienes protestan para "defender nuestros valores".

Trump recibió también reproches de dos influyentes senadores republicanos, John McCain (ex candidato presidencial) y Lindsey Graham, que afirmaron hoy que el decreto envía el mensaje de que "EEUU no quiere que los musulmanes vengan a nuestro país".

"Por eso, tememos que esta orden ejecutiva pueda hacer más para ayudar al reclutamiento de terroristas que para mejorar nuestra seguridad", agregaron McCain y Graham en un comunicado conjunto.

Un decreto anti-estadounidense e ilegal

Además, los fiscales generales de 16 estados de EEUU, nueve gobernados por demócratas y siete por republicanos, condenaron este domingo el veto, que tildaron de "inconstitucional, anti-estadounidense e ilegal".

El decreto de Trump ha causado igualmente una extraordinaria ira en muchos países y ha provocado el rechazo de gobernantes como la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente francés, François Holland, quienes departieron el sábado por teléfono con el magnate, e incluso la primera ministra británica, Theresa May.

Asimismo, el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, expresó hoy su "profunda preocupación" por el veto temporal a la entrada en EEUU de los ciudadanos de varios países musulmanes, la mayoría de ellos miembros del organismo.

El Gobierno iraní anunció ayer que aplicará el principio de reciprocidad a los ciudadanos EE.UU. tras este "insulto flagrante a los musulmanes del mundo".

E Irak, otro de los Estados incluidos en la "lista negra" de Trump, ha amenazado con prohibiciones recíprocas para cerrar la puerta de su territorio a los ciudadanos estadounidenses.

La decisión del multimillonario neoyorquino tampoco ha sentado bien en el vecino del norte, Canadá, donde el primer ministro, Justin Trudeau, ha defendido en su cuenta de Twitter a "aquellos que huyen de la persecución, el terror y la guerra".

"Los canadienses -agregó Trudeau- les dan la bienvenida, sin importar su fe. La diversidad es nuestra fortaleza".