Este domingo los italianos han votado 'no' a la que podría haber sido la reforma constitucional de mayor alcance de la historia de la República. Una propuesta del primer ministro italiano, Matteo Renzi, que pretendía facilitar la gobernabilidad de Italia, reduciendo el peso de un Senado que hubiera pasado de 315 a 100 escaños y a unas funciones prácticamente honoríficas. Los senadores ya no podrían votar sobre todas las leyes ni tampoco serían elegidos directamente por la población. Es decir, ya no sería necesario que todas las leyes pasaran por las dos cámaras, lo que con frecuencia ha provocado bloqueos políticos, y según arguían los defensores de la iniciativa, Italia hubiera ganado en estabilidad política.

Para los críticos, con esta fracasada reforma el gobierno podría haber acumulado demasiado poder, especialmente al combinarlo con la nueva ley electoral aprobada en 2015 que prevé un bonus para el vencedor que se haga con la mayoría de votos. Además, con la reforma los nuevos senadores serían representantes regionales o locales, algo que generó más dudas sobre sus funciones. Y como no son elegidos directamente por los ciudadanos, para muchos suponía un menoscabo a la soberanía popular.

Repercusiones económicas y en los mercados

La votación en este domingo, que ha coincidido con la repetición de las elecciones austriacas -que finalmente ha ganado el ecologista Van der Bellen, proeuropeo, pero que podría haber arrojado una victoria de la ultraderecha contraria a la Unión Europea- que se antojaba como muy importante dentro de la gran inestabilidad en la que vive Europa tras el Brexit. Más cuando el propio Matteo Renzi anunció que dimitiría en el caso de un rechazo de la reforma. El "NO" ha desatado una irremediable crisis de gobierno que llevará a la inestabilidad a los mercados financieros, con una subida en la prima de riesgo que se puede contagiar en mayor o menor medida a otros países periféricos como España.

Todo ello cuando el sistema financiero italiano, liderado por Monte Paschi Siena, sigue necesitando una intervención que ha sido aplazada precisamente por el enorme impacto que sufrirían muchos de los votantes. No hay que olvidar que casi el 20% de la población es poseedora de deuda bancaria en forma de bonos, y en caso de una intervención o rescate podrían perder sus ahorros.

Además, la ya anunciada dimisión de Renzi dirige a Italia a nuevas elecciones, en la que ganan peso los euroescépticos y populistas partidarios del Movimiento Cinco Estrellas, en el mismo momento en el que con toda probabilidad Jean Marie Le Pen optará por la presidencia de la República Francesa.

De nuevo la inestabilidad en Europa

Las encuestas venían dando como favorita la victoria del "NO" y, en contra de lo que ha venido sucediendo en las votaciones acontecidas a lo largo de 2016 -Brexit, Paz en Colombia, elecciones estadounidenses-, el vaticinio se ha cumplido. Ahora que el pronóstico se ha materializado, veremos en los primeros días algo parecido con lo sucedido con el Brexit a nivel global, cebándose especialmente en Italia. Los problemas italianos son claros. La previsión de crecimiento para el 2017 sigue siendo baja, de sólo un 0,9%, y la relación de Deuda con respecto al PIB es muy elevada. Un 133%, muy por encima de España y sólo por debajo de Grecia. España, a pesar de un Gobierno en minoría acaba de dar sus primeros pasos para contener y rebajar el déficit tras rebajar el techo de gasto y elevar impuestos indirectos.

Una Italia con inestabilidad política difícilmente podrá usar políticas fiscales y volverá a encomendarse a las políticas monetarias del BCE de tipos mínimos y compra de deuda. Todo ello deja al país transalpino en una delicada situación, especialmente si hay subida de tipos en el largo plazo. No hay que olvidar que los bancos tienen créditos morosos por 300.000 millones de euros.

La situación es grave, aunque no tan dramática como para considerar una eventual salida del euro, sencillamente, porque la Unión Europea no puede permitir que la tercera economía de la eurozona abandone el proyecto de moneda única. Europa se jugaría incluso más que Italia en las próximas elecciones, si los euroescépticos del Movimiento Cinco Estrellas resultan la fuerza más votada. Aunque estos tendrían una limitación importante, en Italia no se pueden convocar referéndum de salida estilo Brexit, es el parlamento el único que tiene la potestad de salir del euro o de la Unión Europea.

En todo caso tenemos un difícil panorama político comunitario por delante. La Unión Europea no consigue acabar con los problemas políticos y con ello difícilmente se pueden superar los problemas económicos.